La vida de un payaso no es una fiesta, como tampoco lo es la de un niño. Aunque sonreír es su principal atributo, hacerlo en medio de una guerra como la de Ucrania pareciera casi un imposible. Pero sucedió. El rostro de un payaso fue lo primero que vio un niño refugiado al cruzar la frontera con Moldavia y ambos rieron a carcajadas.
“Nunca pensé que diría esto, pero el mundo necesita más payasos”. La frase es del periodista y productor Andrew Kimmel, quien se encontró con la escena del niño y el payaso, y decidió entonces documentar la travesía de The Dream Doctor’s Project, una organización sin ánimo de lucro cuyos miembros llevan sonrisas a niños y grandes, en medio de la incertidumbre por el desarraigo.
Estos voluntarios han aparecido entre la devastación dejada por la ofensiva de Rusia en Ucrania, para acompañar corazones afligidos, especialmente los de los niños. Cuando los refugiados ucranianos cruzan la línea limítrofe, con tan solo un alma hecha pedazos, tienen en los payasos Slinky, Buzz y Shemesh lo más cercano a la felicidad.
La terapia de la risa cobija el dolor de las pérdidas, en medio de un frío que cala los huesos. Como los payasos, estas familias que huyen de la barbarie terminan riendo cuando lo razonable es llorar. De eso se trata esta historia, del encuentro de un niño y un payaso, de las contradicciones de la vida, pero también de la esperanza del que sonríe a la espera de un rayo de luz que le muestre el sendero en medio de las sombras.
We spent over 3 hours at the border in freezing conditions as a continuous flow of refugees crossed into Moldova. pic.twitter.com/MjaktcDCbK
— Andrew Kimmel (@andrewkimmel) March 11, 2022
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Pianista ucraniana se despide de su leal compañero
El bombardeo ruso a Kiev dejó en ruinas la casa de una pianista ucraniana; sin embargo, en medio de los escombros, su piano blanco de cola seguía en pie. Ella, sin perder un segundo, levantó la manta llena de polvo y escombros que lo cubría, se sentó frente a él y comenzó a tocar como lo hiciera en el pasado, en tiempos de paz.
Un piano que se resistía a caer, al igual que el espíritu de esta artista que arrancaba con amor y dolor las notas más sentidas de su compañero de mil melodías y momentos familiares. Su pareja grabó el instante y compartió el video en redes sociales. Una escena estremecedora. Una última canción, antes de tener que abandonar a su viejo amigo, el piano.
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