Las llamas pasaron bajo el nido construido en una torre de alta tensión, donde también se encontraba instalada una cámara que lo captó todo.
Pese al peligro, la cigüeña no abandonó el lugar; por el contrario, protegió sus huevos en una actitud inmutable.
El incendio forestal devastó grandes extensiones de tierra muy cerca de Tambivka, en Rusia.
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Lo increíble es que la vida se abrió pasó en medio de la tierra arrasada y las cenizas.
Días después, la misma cámara captó el nacimiento de los polluelos, el gran premio para la madre más valiente y abnegada.
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Apenas estuvieron listos, la cigüeña y sus pichones abandonaron el nido para embarcarse en su primera migración como familia.