Geoff Edwards, de 52 años, demuestra que nunca es tarde para hacer realidad los sueños. Este apasionado por la lectura es hoy toda una inspiración.
Edwards, hasta hace unos meses habitante de las calles de Cambridge, a temprana edad decidió abandonar el colegio en su natal Liverpool. Tenía buenas notas, pero no le gustaba estudiar. “No veía la hora de salir de allí”, recuerda.
Se fue de Liverpool y comenzó una vida itinerante; yendo de pueblo en pueblo, trabajando en granjas y durmiendo en pensiones o en las calles cuando no había dinero suficiente. Eso sí, sin importar en qué lugar estuviera, siempre llevaba un libro debajo del brazo.
Gracias a una beneficencia pudo ahorrar 20 libras para comprar unos periódicos que comenzó a vender en Cambridge. Cada lunes iba a Londres a comprar las publicaciones.
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En esta ciudad cultivó el amor por los libros, que sus padres le habían sembrado desde pequeño.
En las librerías y tiendas de caridad de la ciudad compraba cualquier obra que fuera de Jack Kerouac, William Burroughs y John Steinbeck. “Eran una forma brillante de escapar de la realidad”, cuenta.
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El hombre, encantado, decidió entonces buscar hogar en la ciudad universitaria. En su soledad cayó en depresión. “Me di cuenta que las cosas tenían que cambiar, fui al instituto local para ver si podía volver a estudiar”, relata.
Primero fue a un instituto regional de la ciudad, en el que se destacó en las materias que tomó. Por ello, un tutor le recomendó que hiciera una prueba para entrar en la universidad de Cambridge.
Sin mayores dificultades, Edwards pudo acceder a la carrera de literatura inglesa, uno de los cursos más prestigiosos de la institución.
“No puedo decir que siempre fue mi sueño, nunca pensé en estar en una universidad. Pero haber vivido en esta ciudad por un tiempo, y tener la oportunidad de atravesar estas puertas es un verdadero privilegio”, fueron las palabras del ex habitante de calle.
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El nuevo reto de Geoff es obtener buenas calificaciones: “Entiendo que es difícil. La escritura de ensayos es un gran peldaño que debo superar. Es muy difícil. Ahora invierto 40 horas semanales leyendo y escribiendo. Se siente algo raro”.
La entrada de Edwards a Cambridge se debe a una estrategia de la institución para aumentar la diversidad e inclusión en las aulas.
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