Con sus mejillas regordetas y su cuello clerical, don Guilherme Peixoto no parece exactamente una estrella de la música electrónica. Pero el sacerdote DJ es una sensación en Portugal , recibido como una estrella de rock dondequiera que va.
"Me siento un mejor sacerdote gracias a la música electrónica", dijo el músico de 50 años, cuya popularidad explotó después de tocar un set para casi 1,5 millones de jóvenes y el papa Francisco en 2023 en la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa.
En su día fue capellán católico de las tropas portuguesas en Afganistán y allí se dio cuenta de que su pasión por la música podía ayudarle a transmitir el mensaje de la Iglesia.
Así que fue a la escuela de DJ.
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"Me permitió aceptar el desafío que nos da la Iglesia de no encerrarnos en nosotros mismos sino salir al encuentro de los demás", explica a la AFP.
Conocido simplemente como Padre Guilherme en Portugal, este clérigo de cabeza rapada cambia regularmente el altar por la mesa de mezclas de un DJ en festivales y clubes de toda Europa.
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Papas tecno
El sacerdote DJ combina su floreciente carrera musical con sus obligaciones como párroco en Laundos, en el norte de Portugal, donde a menudo se pone la casulla para decir misa por encima de unos vaqueros y unas zapatillas deportivas.
Igualmente popular entre sus feligreses, el padre Guilherme no ve ninguna contradicción entre hacer bailar a la gente y predicar la buena noticia cristiana.
Afirma que difundir la palabra de Cristo "rima con la belleza y las armonías de la música electrónica".
"La alegría del Evangelio es un mensaje de esperanza y de fe, pero también de tolerancia, de armonía y de paz", añadió el sacerdote DJ, que tiene 900.000 seguidores en Instagram.
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Este mes, tocando para cientos de jóvenes en la ciudad universitaria de Coimbra, mezcló fragmentos de techno con extractos de homilías del Papa Francisco y del difunto Juan Pablo II.
"Este sacerdote es realmente genial", dijo Andreia Borges, de 26 años, quien logró tomarse un selfi con él.
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"Ha conseguido unir dos mundos aparentemente opuestos", afirma Filipe Barroso, un aficionado a la música electrónica de 32 años. "Creo que lo que hace es realmente genial", añade.