Lavinia 'Lavi' Mounga tenía 29 semanas de embarazo, aunque ella no lo sabía. Mientras volaba de Salt Lake City, Utah, a Honolulú, Hawái, en Estados Unidos, empezó a tener contracciones. Fue el personal de vuelo el que se dio cuenta que la mujer había entrado en trabajo de parto.
"Nuestra hermana no sabía que estaba embarazada, así que estaba tan sorprendida como el resto de nosotros cuando nació nuestro sobrino". Las hermanas de la nueva mamá escribieron en una página de GoFundMe que recaudó casi 6.000 dólares para la madre y el nuevo bebé.
La mujer tuvo la suerte de que en el avión viajaban no una, sino cuatro personas capacitadas para ayudarla a recibir a su hijo.
“Aproximadamente a la mitad del vuelo, hubo una llamada de emergencia y ya he experimentado esto antes y, por lo general, son bastante claros al preguntar si hay un médico a bordo”, recordó el doctor Dale Glenn, según informó Hawaii Pacific Health.
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“Esta llamada no fue así y fue bastante urgente. Le dije a la asistente de vuelo que era médico y ella respondió que teníamos una mujer que iba a tener un bebé, así que me apresuré a ver qué podía hacer”, agregó.
Y a esa solicitud se sumaron Lani Bamfield, Amanda Beeding y Mimi Ho, enfermeras entrenadas para atender a bebés prematuros o que requieran cuidados intensivos.
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“Fui a ver qué pasaba y la vi allí (a la madre) con un bebé en las manos y era pequeño”, relató Bamfield.
"No sé cómo una paciente tiene tanta suerte de tener tres enfermeras de cuidados intensivos neonatales a bordo del mismo vuelo cuando está en trabajo de parto de emergencia, pero esa era la situación en la que estábamos", afirmó el doctor Glenn.
“Lo mejor de esto fue el trabajo en equipo. Todos se unieron y todos ayudaron”, sostuvo.
Newborn Raymond Mounga has some new aunties and an uncle in Hawaii Pacific Health Dr. Dale Glenn and North Kansas City Hospital NICU Nurses Lani Bamfield, Amanda Beeding and Mimi Ho who helped with his unexpected delivery on a recent flight to Hawaii. https://t.co/CdGVOTXdpu pic.twitter.com/hh6VNRpbDl
— HawaiiPacificHealth (@hawaiipachealth) May 3, 2021
Médico y enfermeras tuvieron que usar lo que tenían a mano para velar por el bebé y la madre, así que tomaron un par de cordones para atar y cortar el cordón umbilical, diseñaron calentadores con biberones que metieron al microondas y con un Apple Watch midieron la frecuencia cardíaca del recién nacido.
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Fue una carrera contrarreloj para mantener al niño estable durante tres horas, hasta que aterrizó el avión.
Madre e hijo se encuentran bien, aunque el pequeño Raymond, como fue nombrado, deberá permanecer en el hospital un tiempo más.
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La madre iba de vacaciones a Hawái y ahora deberá aguardar unos días más para volver a su hogar en Utah.