Eran las cuatro y quince de la madrugada cuando la perra de la casa empezó a perseguir al intruso, que buscó refugio en el árbol de Navidad.
Con sartén en mano, Aubrey Iacobelli buscó persuadirlo de bajar e irse por donde llegó, sin saber realmente qué animal se escondía entre el follaje.
Lo intentó todo: rociarlo con vinagre, sacudir el árbol, hasta que el misterioso personaje dio la cara y ahí fue Troya.
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El intruso y la mascota de la casa se enfrentaron y en la pelea tumbaron el árbol, aunque solo fue una escaramuza de la que ambos salieron bien librados.
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El visitante inesperado resultó ser un mapache que estaba muy asustado. Para que pudiera salir, Aubrey se llevó a su perrita.