Una enfermera terminó con los ánimos encendidos luego que en su trabajo le prohibieran llevar el cabello tinturado de rosa. Retirar el color no era una opción para ella, por lo que resolvió el asunto de una curiosa forma.
El color rosa es a Emily Benschoter como la sal al mar. Es su condimento diario y que en su trabajo le dijeran que no podía llevarlo en el cabello hizo que esta joven perdiera la cabeza.
Antes que cambiarse el color, Emily invirtió un pequeño capital en pelucas, que empezó a llevar a la oficina como muestra de su desacuerdo.
“Teñirme el pelo para un empleo en el que trabajo 40 horas a la semana no es una opción”, dijo en redes sociales, por lo que la solución para ella llegó de la mano de tocados extravagantes.
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Cada día que llegaba a su puesto de atención al público vinculado con la industria hotelera, se convertía en una excusa para divertirse.
Hoy, Emily puede decir que pasó de una vida en rosa a una vida de carnaval. Para la muestra, todo lo que ha publicado en Tik Tok.
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