En Colombia, se prendieron las alertas ante los relevos criminales del Tren de Aragua que están llegando a Bogotá para recuperar al menos 14 zonas que les había arrebatado alias Satanás
y sus hombres. Alias Niño Guerrero ordenó a su banda recuperar su centro de operaciones en la capital.
El general José Daniel Gualdrón, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, dice que uno de los negocios de los criminales tiene que ver con explotación sexual de adolescentes y mujeres.
“Hacen la perfilación de las jóvenes, las ofrecen como acompañantes o las inducen a establecimientos comerciales a que trabajen allí y se presten o alquilen su cuerpo por espacio de días, meses, y allí generan un porcentaje a estas estructuras, que es lo que estamos trabajando muy fuerte con infancia y adolescencia, con nuestros investigadores, para poder hacer una protección de nuestros niños y adolescentes”, señaló el oficial.
A estas jóvenes les cobran una extorsión.
“Ellos obtienen un dinero como tal semanalmente, 1.800.000 pesos, por la venta de sustancias estupefacientes, por el cobro extorsión cobran también a las trabajadoras sexuales para que cumplan con su labor o con su trabajo, les cobran semanalmente un total de 100.000 pesos”, reveló un investigador de la Sijín de la Policía de Bogotá.
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La extorsión del Tren de Aragua también es a comerciantes en Bosa, Santa Fe, Chapinero y Kennedy. “Ellos dicen que son del Tren de Aragua o de Satanás, que son los mismos que siempre han estado en la zona; la mayoría son venezolanos”, cuenta una de las víctimas.
“Cada establecimiento tiene una cuota distinta, la gente ya sabe que tiene un link y consigna a ese link”, agrega.
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El descaro del Tren de Aragua es tal, que “ellos entran a X establecimiento y piden una gaseosa, un jugo, algo de tomar y se da cuenta uno porque ellos hablan como si nada, empiezan a hablar de X persona, si pagó o no pagó, vaya búsquelo”, comenta la víctima.
Afirma que “seguimos solos porque ni siquiera la policía volvió, antes uno veía a la Policía, aunque sea una o dos motos, pero ahorita no, y de día menos”.
Agrega que los criminales “se la pasan es haciendo juegos y tomando. Ahí cerca está el CAI, está un parque grande y la Policía solo hace rondas, nunca los requisan, no les hacen nada”.
A estas víctimas lo que más les preocupa es lo que viene tras la captura de alias Satanás y sus secuaces, que antes eran los amos y señores de la extorsión, el microtráfico y la explotación sexual, pero, que ahora se disputa con el Tren de Aragua tras la orden dada por alias Niño Guerrero, máximo jefe de esa organización.
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“Después de la captura de Satanás, del duro golpe que se le dio a la organización, el Tren de Aragua se ha posicionado en diferentes localidades donde esas personas tenían el control del tema de microtráfico, de las extorsiones, donde han comenzado a llegar a estos lugares”, señala un investigador del Gaula de la Policía.
Y para cumplir su objetivo, alias Niño Guerrero habría reclutado hombres y mujeres en Venezuela para enviarlos a Bogotá y ponerlos bajo el mando de alias Osmer, jefe del Tren de Aragua en Bogotá, que sigue dirigiendo la banda desde una cárcel colombiana.
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El comandante de la Policía de Bogotá dice que “desde el exterior, generan el relevo generacional, a medida que se van capturando, van mandando personal de confianza o perfiles, que es lo que estamos trabajando muy fuerte con Migración Colombia, Interpol y nuestra Policía Judicial, para detectar estas personas que están llegando al territorio”.
La orden de Niño Guerrero es recuperar a sangre y fuego el centro de operaciones ocupado por Satanás y que está en el sector de El Amparo, en Kennedy “porque en estos lugares de pagadiario es donde se les facilitaba el tema de la vivienda para ellos, donde aumenta el incremento de inmigrantes nacionalidad venezolana”, revela el investigador del Gaula.
El general Gualdrón agrega que para el Tren de Aragua es “atractiva la zona de bares, de prostitución, de pagadiarios, de hostales, de facilidad de instrumentalizar a la gente allí y para ellos fue atractivo comenzar a generar que para alguna acción económica, para trabajar, les tenían que pagar X cantidad de dinero, que no era exorbitante, hablamos de 20, 50, 100 mil pesos, que eso en la sumatoria de los negocios que empezaron a empoderarse generaba una gran economía para esa estructura criminal”.
En Bogotá, algunos bares nocturnos, que con autorización de las alcaldías locales funcionan 24 horas y ahora se hacen llamar sindicatos, son el nuevo negocio del Tren de Aragua, que a través de videos enviados por redes sociales intimidan a los comerciantes.
Además, incursionaron en el millonario negocio de las prepago.
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“En ciertas páginas donde se prestan estos servicios sexuales o de acompañamiento, están siendo manipuladas por ellos, ya que traen personal extranjero para prestar ese servicio. (…) Así mismo, han modificado entornos en relación a infraestructuras de casas para cambiarlas, tener habitaciones que se denominan pagadiarios para brindarles comodidad a la gente que trabaja con ellos”, detalla un investigador de inteligencia de la Policía.