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Trágica historia de 2 adolescentes asesinados en Cartago: la violencia no pudo borrar su existencia

Los papás de Daniela Santiago y Nicolás Aristizábal, ultimados en Cartago, se dieron a la tarea de romper la ley del silencio que impera en el norte del Valle del Cauca. Armados con amor y destruidos por la tragedia, le pusieron el pecho a la situación y encontraron sus cadáveres.

Rompieron la ley del silencio impuesta por criminales en Cartago tras el asesinato de sus hijos

En el municipio de Cartago, a tan solo tres horas de Cali, en el Valle del Cauca, las desapariciones de adolescentes están ocurriendo de manera sucesiva generando alerta entre los pobladores. Los papás de dos adolescentes asesinados se dieron a la tarea de investigar el crimen. Esta es una historia como pocas, en busca de justicia.

Desaparecen y no vuelven. Como si se los tragara la tierra. A plena luz del día y en sus propios barrios, en las comunas donde muchos nacen o viven, como los adolescentes Daniela y Nicolás.

Sus papás rompen su silencio para mostrarle al país y al mundo entero como les destruyeron sus vidas.

¿Su pecado? Haber vivido en uno de los mal llamados pueblos del silencio del norte del Valle, donde dominan las bandas criminales bajo la mirada esquiva de los gobiernos.

En Cartago naturalizaron el crimen, como en otros municipios del norte nadie ve, escucha, ni dice nada. Contrariando la ley del silencio, los padres de la niña empezaron a hacer mucho ruido en el pueblo.

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Descubrieron que Daniela no había desaparecido sola, estaba acompañada de Nicolás, su amigo. Ahí se perdió el rastro de la pareja.

Los padres de los jóvenes buscaron en hoteles, hospitales y hasta en la morgue. Guardaban la ilusión de encontrarlos. Incluso, se acercaron a poner la denuncia por la desaparición de sus hijos para tener una búsqueda urgente por parte de las autoridades. Fue tal la presión que ejercieron que solo así lograron obtener el primer hallazgo: la moto de Daniela.

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Los buscaron 2 meses y 10 días que parecieron eternos. Hasta que el 13 de agosto entró al celular de Juan Pablo una de tantas llamadas anónimas que recibía y que daría la pista clave de un segundo hallazgo trágico.

“Cuando me dice un señor 'mano ahí en la laguna, cerca del colegio industrial en el colegio hay una muchacha con una estaca clavada en el pecho. De pronto sea su hija'”, contó el padre de Daniela.

La laguna de Cartago está entre los barrios de la misma Comuna 7, a pocos metros del Batallón de Infantería Número 23 Vencedores. En medio de la oscuridad le dieron varias vueltas a la zona que les señaló la voz en la llamada.

Toda la búsqueda la fueron documentando con videos donde quedó registrado el coraje de este padre con el agua hasta la cintura buscando salvar el cuerpo de su hija.

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El cadáver de Nicolás fue encontrado en la misma zona. “Ahí ya paramos toda la búsqueda porque ya había que esperar que llegaran autoridades y sacaran los huesos”, indicó el papá de Daniela.

Estos padres llevan puestas las camisetas con los rostros de sus hijos a donde quiera que vayan, es su uniforme de la impunidad. Ellos los buscaron y los encontraron muertos, sumergidos en la laguna de Cartago, donde querían borrar que existieron.

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