Hace casi 60 años hay un reactor en Colombia y muy pocos saben de su existencia y de los beneficios que puede tener la energía nuclear en diversos campos, no solo en generación de electricidad.
El IAN-R1, ubicado en la avenida El Dorado con carrera 50 de Bogotá, tiene una potencia de 30 kilovatios y fue recibido en 1965 por el entonces presidente Guillermo León Valencia como donación de Estados Unidos en el marco del programa átomos para la paz, el cual promovía el uso pacífico de la energía atómica, algo que quedó prácticamente en el olvido.
El reactor nuclear es de tipo estanque y fue diseñado para fines científicos, pedagógicos y análisis de pruebas no destructivas.
Según el Sistema Geológico Colombiano, a diferencia de otros reactores que generan energía, el IAN-R1 no representa peligro ni siquiera para quienes trabajan en él todo el día, debido a las bajas potencias con las que opera.
Han pasado casi 60 años desde que esta instalación entró en marcha y, aun así, muchos en Colombia no saben que existe ni para qué se usa la energía nuclear.
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Camilo Prieto, embajador del Instituto Mundial de Seguridad Nuclear en Colombia, explica que “nuestro país ha tenido dos problemas: el primero es siempre asociar las tecnologías nucleares a energía eléctrica, y hay que entender que eso es solo una partecita de todo el espectro que son las tecnologías nucleares, y lo segundo la desinformación”.
Varios expertos coinciden en la necesidad de impulsar la investigación de energía nuclear en Colombia y, en ese campo, se podría usar este reactor en áreas como la salud, específicamente, el cáncer.
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“Existen unas sustancias conocidas como radiofármacos que ayudan a diagnosticar y también a tratar el cáncer. Desafortunadamente, Colombia no es autosuficiente y debe importar estas sustancias de otros países”, explicó el embajador Prieto.
Wilson Cubides Martínez, director ejecutivo de la Liga Colombiana contra el Cáncer, agrega que “nosotros como país tenemos algunas necesidades, que a veces, por no tener abastecimiento interno, puede generar algunas dificultades en la atención de pacientes de radiación, en los equipos que se necesitan para la radioterapia de los pacientes”.
Pero además de la salud, la energía nuclear podría tener también grandes beneficios en la producción agrícola, ya que puede hacer que las plantas sean más resistentes a plagas y enfermedades que toleren la salinidad o el estrés por agua. Pero hay otros frentes, según Cristian García Bustamante, analista del Instituto Colombiano Agropecuario -ICA-, “entre ellos, la técnica del insecto estéril, que permite disminuir la incidencia de las plagas en los cultivos. Otro de los beneficios es el impacto positivo al medio ambiente a través de la sustitución de tecnologías usadas actualmente, como la aplicación de fumigantes, tales como el bromuro de metilo; otro de ellos es la adaptación al cambio climático porque se permiten procesos de mejoramiento en las plantas para la resistencia a la temperatura, por ejemplo”.
Según el ICA, la generación de un marco normativo en el campo nuclear le permitiría al país ser más competitivo en el sector agropecuario. Incluso, podría tener beneficios en los recursos hídricos, como lo asegura el geólogo David Tovar, quien dice que “con el uso de isótopos radiactivos, con el uso de la energía nuclear, es posible determinar gran cantidad de acuíferos que pueden proporcionar agua potable de aguas subterráneas para las poblaciones cuando no sea el agua superficial la mejor fuente de agua potable”.
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Sin embargo, por ahora no es posible explorar esas alternativas porque no hay regulación para la operación de la energía nuclear.
“Los países que te voy a contar ya tienen ley de seguridad nuclear: Chile, Argentina, Brasil, Perú, Bolivia, Costa Rica, Nicaragua, México, y Colombia todavía no. ¿Qué ocurre? Que, por ejemplo, Perú ya tiene un reactor nuclear de investigación con el cual genera radiofármacos”, precisa Prieto.
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Desde el Congreso, algunos políticos le apuestan la investigación de la energía nuclear.
“Lo que nosotros estamos buscando es crear las capacidades en Colombia para tener soberanía de medicina nuclear, pero también de muchísimos usos que hay de estas tecnologías, de las tecnologías nucleares”, indica la representante a la Cámara María del Mar Pizarro.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación -FAO- y el Organismo Internacional de Energía Atómica -OIEA- llevan 50 años investigando y poniendo en práctica esta tecnología, con resultados positivos en numerosas zonas del mundo en la salud, gestión de plagas, seguridad alimentaria y adaptación al cambio climático.
La ausencia de una ley en Colombia ha impedido el avance de la investigación científica de este tema, dejando al reactor IAN-R1 como la única prueba viva de que alguna vez en el país se consideró un futuro para la energía nuclear.
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