Lo bautizaron el gran estallido social de los jóvenes, fueron miles los que salieron de su encierro en los hogares para tomarse las calles de ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, a las que se sumaron las movilizaciones de la costa Atlántica en una explosión de arte y música.
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Los vimos caminar, gritar arengas y proclamas, también lo hicieron en las calles de las llamadas ciudades intermedias como Popayán, Pereira, Neiva y Bucaramanga.
Desde el 28 de abril, cuando se iniciaron las movilizaciones, el activista de 20 años Alejandro Villanueva asegura que ya no tiene miedo y que todo lo ha visto a través del lente de su cámara haciendo combo con sus amigos. Se definen como periodistas de su propio medio alternativo. En cada marcha, en cada enfrentamiento complicado, se les ve realizando directos en caliente para su plataforma Desigual Colombia.
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Alejo, como lo llaman sus amigos, es testigo y tiene la mirada del paro desde adentro.
Es un estudiante reflexivo. Dice que “los jóvenes se fueron a las calles porque están cansados de un gobierno que una y otra vez se les ha reído en la cara. Porque eso es lo que se puede describir de la gestión del gobierno de Iván Duque, que no le importa ser cínico, que no le importa no cumplir acuerdos, que no le importa ver cómo un pueblo reclama ciertas cosas y él hace otras”.
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Estudió en un colegio privado, ahora sigue la carrera de derecho en una universidad privada de Bucaramanga. Tiene una manera directa y analítica de ver el mundo en el que a los muchachos de su edad les ha tocado abrirse camino.
Interpreta que fue el cansancio de la gente por la corrupción, y que el detonante fue la reforma tributaria, “… la gota que rebozó el vaso, la gente dijo ¡no, ¡ya no más!”. Culpa directamente al presidente Duque: “lleva ya casi tres años de aprendizaje. Por eso la gente está saliendo a marchar”.
La génesis de las manifestaciones juveniles
El joven activista explica que esto no empezó hace un mes, sino que el inconformismo los empujó en el 2018 a tomarse las calles, fue un paro estudiantil que se replicó en el 2019, todo porque el gobierno no les cumplió lo acordado, pero se atravesó la pandemia. El encierro prolongado atizó el descontento y les terminó complicando la vida a los estudiantes al ver un futuro incierto, entonces se arrojaron al paro.
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La rebelión de los jóvenes en las protestas
“¡Hay que dejar claro que marchar es un acto político, porque acá intentan satanizar y ¡no! Marchar es un derecho político”, afirma en forma categórica Alejandro.
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Son jóvenes volcánicos que estallan verdades a quien intente coartar sus derechos y libertades, y todo se complica más si son agredidos; por eso, en su cuenta de cobro lo que más les duele son las vidas de los más de 60 muertos de su generación que han dejado en las calles, ese es su conteo.
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“¿Cómo es posible que la fuerza pública nos asesine, porque hay videos en flagrancia, y no pase nada y nos falten el respeto diciendo que son riñas, y nos falten al respeto diciendo que son muertos políticos?”, cuestionó Alejandro.
Y continúa reafirmándose en su pedido al gobierno: "queremos que alguien pague por esto. Tanto lo penal, lo administrativo y lo político, y no hay ningún responsable del tema. Entonces usted cómo le va a decir a los jóvenes siéntense a hablar, siéntense a negociar con un gobierno que no es capaz de agachar la cabeza y decir ‘venga, nos estamos equivocando en esto y va a haber un responsable por esto’”.
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La cuenta de cobro de los jóvenes al gobierno Duque
La lista de reclamos y necesidades es larga, es una tarea que ya tienen adelantada y bien hecha, y va enumerando:
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“Que nos den oportunidades de trabajo reales porque antes del paro el desempleo juvenil estaba por más del 20% y Duque sale a decir ‘vamos a dar créditos para compra de vivienda’. ¡Venga! Con qué vamos a comprar vivienda si, primero, no tenemos educación; segundo, no tenemos trabajo. También queremos que esa plata que el ICETEX tiene no se la dé a las privadas, déselas a las universidades públicas, porque acá lo que se está haciendo es coger plata del Estado y pasársela a unos privados, esa plata de ‘pilo paga’ debería ir para las universidades públicas. También debe reestructurar cómo se maneja la deuda, cómo es posible que usted salga de la universidad y sea esclavo de su deuda”.
Sin duda es la ola de protesta más grande que ha tenido Colombia, son más de 564 municipios en todo el país los que están atomizados por la indignación. Dice Alejandro que aprendieron a organizarse y a defenderse en medio de los escenarios más difíciles.
En estos días de protesta abrieron otro escenario, el de los diálogos comunitarios que se dan en las asambleas populares donde está la gente que los apoya, convirtiéndose esta en la que dicta sus acciones diarias en la protesta:
“La asamblea popular decide, para dónde vamos a marchar hoy, la asamblea popular; qué vamos a hacer hoy, la asamblea popular; queremos hacer una olla comunitaria, la asamblea popular; queremos apoyar las brigadas médicas, la asamblea popular... Todo se maneja ahí.”
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Explica que las asambleas actúan como centros de pensamientos populares y colectivos, donde se rechaza cualquier tipo de liderazgo con nombre propio.
“El problema es que los gobiernos están acostumbrados a tratar con un paro representativo, que alguien es el que pone la cara, pero este paro no es así, este paro tiene líderes colectivos. Somos colectivos. Si usted quiere negociar primero tiene que brindar las garantías y luego hablar con los colectivos. Que no tengamos una Jennifer Pedraza que diga ‘yo soy la dueña del paro’, no significa que no estemos organizados, sino que se hace de una manera diferente y así es como funciona, quitarnos los egos”, explica Alejandro.
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Los jóvenes piden quitar la estigmatización de sus protestas
Ante la infaltable pregunta de si las movilizaciones juveniles están orquestadas por Gustavo Petro , el joven activista tiene una respuesta: “Dicen que es Petro, que Petro nos está pagando. La gente tiene un descontento, las personas, los papás, las mamás, los tíos, los estudiantes, los profesores, todos tienen un descontento, y minimizar ese descontento y decir ‘no, es culpa de un político’, lo que va a hacer es bravear más a la gente, lo que va a hacer es prender más la llama. ¡Nada que ver con Petro!”.
Sobre si están aliados con grupos disidentes, infiltrados por milicias guerrilleras elenas en las universidades, Alejandro también tiene respuesta:
“Acá primero hay una estigmatización, una criminalización a la gente que tiene ideas comunistas, hay que dejar claro que existen partidos comunistas y existen la Juco y Juventud Rebelde y existen diferentes organizaciones juveniles en el marco de la ley que tienen ideas comunistas, a ellos se les ha perseguido y estigmatizado con ser guerrilleros. Lo que yo sí he visto son paramilitares infiltrados en las marchas, gente que tiene pistola, de civiles, capturando marchantes y se los llevan en carros particulares, los he visto, pero al primer guerrillero no lo he visto".
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Los bloqueos son el pulso entre jóvenes y gobierno
En el tema de los bloqueos, saqueos a negocios, quema de edificios, enfrentamientos y hasta obstáculos a misiones médicas con cobro de vidas, el joven activista diferencia a su región.
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Según él, “en Bucaramanga cuando llega una ambulancia se le deja pasar, en Bucaramanga cuando hay un camión de comida se le deja pasar, en Bucaramanga cuando hay una persona enferma y tiene que ir a la clínica se le deja pasar, en Bucaramanga cuando alguien tiene una necesidad extrema se le deja pasar”.
Este pulso en las calles entre jóvenes y gobierno ha dejado en claro que la táctica de los bloqueos los ha empoderado y no piensan abandonarlos.
"Si usted quita los bloqueos destruye la estructura del paro como tal, un paro no es solamente la movilización. La frase paro es ¡parar! La gente para el país, si solamente nos movilizamos va a volverse una costumbre. Desde mi punto de vista van a continuar, que sea popular o impopular ahí es donde muestra que realmente no es algo político”, dice Alejandro.
"El comité del paro no nos representa"
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Asegura que en su región, como en todos los puntos de la protesta juvenil en el país, no se sienten representados por el comité del paro, que los distancia más de lo que los acerca.
“Hay una politización por parte del comité del paro y eso es lo que quita legitimidad. ¿Cómo tú vas a representar a una parte de la población, a una gran parte de la población que quiere negociar y que lo que van a negociar va a afectar a todos cuando tú estás marchando y tienes la bandera de Enrique Robledo? ¿Cómo la gente va a creer en algo cuando sabes que tiene su caudal electoral?", comenta.
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Ante la posibilidad de un diálogo directo con el gobierno y sobre quién daría ese primer paso es contundente en recoger el pensamiento de sus pares en la protesta:
“Para que eso pase debe construirse una confianza; en cualquier negocio jurídico, en cualquier negociación debe existir la confianza. Pero si usted llega allá diciendo que los muertos son por riñas, ¿cómo lo van a recibir, cómo lo van a escuchar? Tiene que bajar la cabeza y ceder en ciertas cosas para que la gente lo llegue a escuchar. O si no el paro va a seguir. Aquí estamos haciendo una prueba de pulsos y aguantes entre el gobierno nacional y los manifestantes”.
"Hasta cuando la dignidad sea costumbre"
Ante las preguntas del ¿hasta cuándo?, ¿qué sigue en este libreto que se escribe día a día sobre el paro de los jóvenes? y ¿cuál será su fin?, Alejandro tiene una respuesta anticipada:
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“Es una frase muy complicada porque el que no sabe para dónde va, ya llegó. Pero véalo como una carrera. Llevamos más de un mes en paro (...) Hemos llegado tan lejos que la gente no quiere volver, la gente dice hasta donde sea, hasta cuando la dignidad sea costumbre. Es una frase que se ha usado mucho, suena utópica, pero es cierta porque vemos los ejemplos de los hermanos de Chile y nos inspiran, vemos los ejemplos de Argentina y decimos ‘podemos hacer algo’. ¿Cuál es nuestro cambio? El cambio es que se nos respete la vida. Que este país tenga las garantías para que podamos hablar diferente, que podamos estudiar y pensar diferente antes de que nos maten”.
"El voto de opinión será el único voto de los jóvenes"
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Se reafirma diciendo que los jóvenes están claros y que su siguiente meta son las elecciones presidenciales del 2022.
“Votar. Antes la gente no votaba porque no creían en la política, no es que los jóvenes están fumando marihuana un día antes, están enrumbados en un motel y por eso no están. ¡No! La gente va a votar, no por la plata, no por lo que le digan sus papás, no, va a salir a votar a conciencia y el voto de opinión se va a convertir en el único voto de los jóvenes. Con el paro paramos esa mentalidad de que en Colombia no se puede votar, de que en Colombia no se puede dar dignidad a las personas y ese es el mayor efecto que el paro ha dado en la gente, el despertar”.
"No tengo miedo, mi miedo lo carga mi mamá"
Es el estallido social de una generación que ha tenido que contar sus muertos, sus heridos, sus desaparecidos, sus abusados en las redes sociales y que a jóvenes como Alejandro también les ha costado luchas más íntimas, más familiares.
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“Me ha causado muchos problemas familiares. Primero era por la diferencia ideológica muy fuerte, pero después empecé a recibir amenazas, amenazas de muerte graves por hacer lo que yo hago y me han llamado números extraños, me han seguido, le han tomado fotos a mi caso, yo tengo todo eso y se lo envié a la UNP y a LA FLIP, entonces el miedo es que lo maten a uno, es la discordia y el problema, es el miedo que se le pasa a los papás”, dice el activista.
“Yo creo que cuando decimos que nos quitaron el miedo se lo pasamos a ellos, yo ya no tengo miedo, pero mi miedo lo carga mi mamá”, agrega.
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Así son, así piensan y así actúan nuestros jóvenes, los sin rostro y los que le ponen la cara a la brisa sin miedo.