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Paramilitares le quitaron su tierra, la recuperó y ahora le impiden usar camino para llegar a ella

Manuel Oviedo aún llora porque su papá no pudo ser enterrado en el lugar que amaba y del que los violentos lo despojaron hace 23 años. Este es el nuevo drama que vive.

manuel oviedo, reclamante de tierras.jpg

La respuesta insuficiente del Estado a la restitución de tierras la mayoría de veces termina siendo para las víctimas de despojo un amargo y peligroso retorno. Después de décadas y resistencia, algunos llegan a recuperar sus tierras, sin que se cumplan las garantías que les prometieron. Noticias Caracol ha seguido el caso del campesino Manuel Oviedo y su familia, en Urabá, quienes encarnan la fotografía de esta dura realidad.

La imagen de un puñado de campesinos cargando el techo de una casa y avanzando como caracoles quedó en la retina de muchos colombianos. Ocurrió a mediados del 2019.

Era la casa de Manuel Oviedo, víctima de despojo en 1996 por parte del grupo paramilitares Alex Hurtado, al mando de Raúl Hasbun, alias ‘Pedro bonito’.

Manuel era un niño de tan solo 9 años, su padre le inculcó el amor por la tierra.

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"Mi papá lo que nos decía en ese tiempo, siempre nos recalcaba, era que la tierra no se podía vender. Estaba tan enamorado de esta tierra que, si él se enfermaba, envejecía y moría aquí, nos decía que lo enterráramos en esta tierra. - ¿Le pudieron cumplir a su papá? - No, porque nos sacaron los paramilitares y mi papá falleció", recuera entre lágrimas Oviedo.

Tuvieron que huir durante 23 años dejando vacía su finca Villa Hermosa, tiempo durante el cual otros tomaron posesión de la tierra. Dice Manuel que el despojador destruyó su casa y todas las construcciones que había.

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"Estaban sin alambrado, estaban bastante sucias y tenían unos potreros, pero muy montados", cuenta.

El total del predio en disputa tiene más de 7.000 hectáreas, de las cuales 4.000 son reclamadas por 34 familias, entre ellas está la de Manuel.

Las tierras restituidas están rodeadas por predios que componen la hacienda Monteverde. Los campesinos aseguran que con mucho esfuerzo construyeron un camino de servidumbre que hoy les es ajeno. Entrar a la finca se ha convertido en su mayor dolor de cabeza.

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Según sus abogados, la empresa Todo Tiempo S.A.S., los dueños de la hacienda, sostienen que el camino real no está constituido legalmente como servidumbre y es de uso privado.

"El señor Manuel Oviedo ha tenido múltiples inconvenientes para que su restitución sea real y totalmente efectiva, pues no tiene un camino o una servidumbre legalmente constituida y reconocida por los demás colindantes, especialmente por los dueños de la hacienda Monteverde", explica Vanessa Palacios Torres, de la Asociación Tierra para Todos, de Inclusión Social.

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Restitución incompleta

Para llegar a la finca de Manuel hay dos caminos: está el de la servidumbre que no pueden atravesar y el otro, el más largo, por la zona donde una comunidad indígena fue restituida en el 2015 dentro de la misma hacienda Monteverde.

Con la pandemia las cosas se complicaron más para Manuel y su familia. La única entrada que tenía fue cercada para impedirle el paso al interior de su finca. La familia de Manuel quedó encerrada.

"Yo por ahí entraba y salía sin ningún problema y ese fue el camino que me concedió el juez cuando me hizo la restitución de tierras (...) junio y julio por ahí más o menos me empezaron a cerrar los caminos, a cerrar los broches, me colocaron cercas y todas esas cosas", relata.

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Se queja Manuel y se quejan sus vecinos, la familia emberá carupia domicó, hijos de Alicia Carupia, una líder indígena emblemática reclamante de tierras que en varias ocasiones fue agredida dentro del proceso de reclamación de tierras en la misma zona de Urabá.

"Nosotros tenemos una tierra aquí que nos quedó por fuera y esperamos que nos las entreguen y buscando darle la vía al vecino que está aquí atrás de esta tierra, porque no queremos que nadie esté embotellado, que haya una salida excelente para todos como nos lo merecemos", expone Jairo Carupia.

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Manuel buscó al administrador de la hacienda Monteverde para reclamarle su derecho de libre movilidad.

"Cuando me cerró el portillo lo llamé y entonces salí fue amenazado por él", denuncia Manuel Oviedo.

La de Manuel es una restitución incompleta, sin mayores beneficios, sin camino, sin luz, sin agua.

"Vemos que de manera artesanal realizó una bomba para poder tener agua y consumir sus alimentos y poder realizar su aseo personal para él y su familia”, describe Palacios.

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Los cultivos que tiene hoy son de huerta: maracuyá, yuca y arroz, producto de su propio esfuerzo.

Buscando soluciones

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Manuel volvió a pedirle al Tribunal de Restitución de Antioquia las garantías que le habían prometido y ya tuvo respuesta.

"El tribunal dio órdenes específicas, los magistrados le piden a la Defensoría que debe adelantar todas las gestiones, todos los procesos concernientes con el tema de la servidumbre", señala Vanessa Palacios Torres.

Una orden que hace pocos días se concretó con la visita de la Inspección de Policía, que hizo reconocimiento del caso.

"Entonces la problemática es que le hicieron una cerca aquí y otra allá para que usted no tenga salida ni entrada por este sitio, por esta zona", se escucha decir a Aminta Castro, inspectora de Riosucio, Chocó.

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Sobre las amenazas a Manuel, la inspectora buscó la conciliación y los citó a la mesa del diálogo, una reunión que quedo registrada por los testigos.

"Que entremos a mirar sobre una problemática de la servidumbre que tiene el señor Manuel Oviedo con el opositor Jaime Alberto Moreno Pérez, donde ellos le están perturbando al señor Manuel para que no pase por el camino a un predio que fue restituido", resume Aminta Castro.

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“Uno por lo de uno se hace matar, ¿cierto?, entonces estoy dispuesto a llegar…”, sostiene Manuel casi al borde las lágrimas.

Manuel Oviedo tuvo que esperar 23 años por unas tierras que le pertenecían. La pelea no fue fácil y en el proceso vio cómo 17 de sus compañeros, también líderes reclamantes, fueron silenciados por las balas.

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