Hace 7 años, con la firma del acuerdo con las FARC, uno de los más grandes proyectos consistió en generar procesos de paz en territorios donde las heridas del conflicto armado fueron más profundas dejando en orfandad social a miles de colombianos. Esta es la historia de Mandé.
Un equipo de Noticias Caracol encontró una pequeña aldea que soportó el estigma de la guerra. Allí hay decenas de habitantes que están reescribiendo su historia para transformarse en una comunidad de paz en medio de la selva.
Bajo una niebla espesa se abre un laberinto montañoso de Antioquia que conduce a la inhóspita selva chocoana. Embutido entre las montañas está el pequeño poblado de casas palafíticas bordeado por un río Cristalino: Mandé.
Mandé es un trozo ancestral africano, mezclado con nativos, ubicado entre Urrao, Antioquia y Chocó. Se llega a lomo de mula en un día, pese a que antes caravanas humanas tardaban ocho días.
En ese lugar hace 21 años permanecieron secuestrados tanto el gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, como su asesor Gilberto Echeverri y 8 militares, quienes tras un año largo de cautiverio y una fallida operación de rescate fueron asesinados por el frente 34 de las extintas FARC.
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Sin embargo, hace 7 años con la firma del acuerdo de paz la situación cambió para la gente de Mandé. Hoy bajo el mismo cielo conviven víctimas con antiguos victimarios.
Son 97 reincorporados y hay tres pilares fundamentales en el camino a un escenario de paz posible: reconocimiento, perdón y reparación social.