Hace cuatro meses, Juan Lárrison Estupiñán, alias Matamba , salió caminando por la puerta de una de las cárceles más seguras del país y huyó sin que hasta ahora la Fiscalía tenga claro cómo lo consiguió ni con ayuda de quién. Noticias Caracol reconstruyó con declaraciones de internos y guardianes, videos y los registros de libros del Inpec, el minuto a minuto de una fuga cinematográfica protagonizada por el poderoso capo que estaba esperando su extradición a Estados Unidos. Corrupción, descontrol, lujos y crimen. Esta es una vergonzosa radiografía de lo que ocurre de rejas para adentro en la cárcel La Picota.
La fuga del poderoso capo de la banda La Cordillera Juan Lárrison Estupiñán, alias Matamba, de la cárcel La Picota, se confirmó en la mañana del 18 de marzo, pero su escape comenzó a cocinarse un año atrás.
Fue capturado como uno de los extraditables más buscados que delinquía en alianza con altos mandos del Ejército, quienes están bajo investigación. A pesar de su peligrosidad, el 24 de mayo de 2021, el entonces director del Inpec, el general Mariano Botero Coy, ordenó su reclusión en la Unidad de Medidas Especiales -UME- número 2 de La Picota.
Un procedimiento que fue considerado inusual por algunos guardianes y presos, pues por el alto perfil de Matamba y su condición de extraditable, el lugar de reclusión obligado debía ser el Pabellón de Alta Seguridad (PAS) a donde van todos los que esperan su envío a otro país.
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“Escuchábamos que el protocolo respecto de los extraditables era que una vez llegaban a La Picota, debían estar 40 días en cuarentena por COVID. Cumpliendo ese tiempo debían ser llevados de manera inmediata al PAS, hasta que les llegaba la extradición. Esto realmente no se cumplía, Matamba nunca fue trasladado al PAS que es donde deben llevar a los extraditables”, dijo un interno procesado por narcotráfico al cual le protegemos su identidad por razones de seguridad.
Esa medida de instalar detenidos de alta peligrosidad en lugares que no les correspondían, se fue volviendo costumbre. Después de Matamba, a las UMES de La Picota llegaron Juan José Valencia, alias Andrea, quien acaba de ser extraditado como uno de los hombres más poderosos del Clan del Golfo; también fueron enviados allí Juan Carlos Cuesta, alias el Gordo Rufla; Álvaro Córdoba, el hermano de la senadora Piedad Córdoba; y Óscar Moreno Ricardo, conocido como el Rey de los Semisumergibles del Clan del Golfo. Todos tienen requerimiento de Estados Unidos.
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"Debo decir que realmente en esa UME, después de la pandemia y después de que a la misma dejaron ingresar extraditables el desorden fue completo”, señaló el interno.
Este recluso, que es testigo de la Fiscalía, conoció de cerca a Matamba, pues el capo le pagaba 200.000 pesos diarios por asearle la celda. Él les contó a las autoridades lo que vivió al interior de los patios, después de que las UME fueran tomadas por los extraditables.
"Desde que Matamba llegó a esa UME, su comportamiento siempre fue el mismo, se bañaba, se alistaba y se iba para la UME 1 a jugar cartas. Él salía sin seguridad. (...) Realmente él se la pasaba por todos los patios, por toda la cárcel. Esto es una situación inusual porque en teoría cada interno debe permanecer en el patio que se le ha asignado", explicó.
Según la declaración, los extraditables comenzaron a controlarlo todo. Evadiendo las reglas de seguridad del Inpec, por las celdas de las UME pasaban toda clase de trago, comida, celulares y lujos.
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"Matamba mantenía sus cadenas de oro puestas, tenía un reloj Rolex, en su celda tenía muchas lociones, él tenía un calentador y un reflector, elementos que en teoría no debe tener ningún interno. Allá todo el mundo tiene teléfonos y específicamente Matamba tenía tres teléfonos marca IPhone, lo sé porque yo los vi en la parte de atrás. En la UME se consumía licor, a Matamba específicamente lo vi tomando algunas veces. Una botella de whisky vale un millón de pesos y obviamente es ingresada por los mismos funcionarios del Inpec, la corrupción de la cárcel La Picota es impresionante".
Los detalles que entregó el recluso coinciden con los que ya reposaban en una investigación interna del Inpec, cuyos resultados reservados fueron puestos en conocimiento de la subdirección de custodia. Así lo declaró a las autoridades Nelson Santiago, el inspector que hizo la investigación.
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"Se hicieron indagaciones con fuentes humanas de alta credibilidad que daban cuenta del actuar irregular de algunos servidores, que estarían favoreciendo la permanencia irregular de unos privados de la libertad en el pabellón UME, así como accediendo a ingresar elementos de prohibida tenencia y permitir el ingreso de visitantes de manera irregular, sobre todo en horas nocturnas. Dentro de los mencionados en estas actuaciones irregulares está el señor inspector Milton Jiménez, quien presuntamente tendría a su cargo un nutrido número de subalternos con los cuales estaría realizando actividades irregulares, igualmente se mencionaron a oficiales y suboficiales y directivos del Cobog", señaló.
Pero ninguna alerta funcionaba porque al parecer los extraditables tenían el control del lugar, empezando por Matamba. En ese momento, la dirección de La Picota estaba en cabeza del coronel Wilmer Valencia Ladrón de Guevara, a quien se le habría dado la orden desde la dirección nacional del Inpec de sacar a tres extraditables de las UME para llevarlos al PAS, el pabellón donde deberían estar. Orden que jamás se cumplió, según lo denuncia el inspector.
"El director saliente, Wilmer José Valencia Ladrón de Guevara, nunca ejecutó las tres órdenes de traslado de unos privados de la libertad de alto perfil delincuencial. Entre los enlistados en esas órdenes se encontraba el hoy fugado, no existiendo tampoco algún documento o constancia que certificara las razones por las cuales no se realizaron estos movimientos", señaló.
La desobediencia de Valencia Ladrón de Guevara cobró relevancia con la fuga de Matamba y más teniendo en cuenta que la omisión de los traslados no le generó ninguna sanción por parte de la dirección del Inpec, en cabeza del general Mariano Botero Coy, quien debía verificar que la orden que él mismo dio se cumpliera.
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Para esos días, Valencia Ladrón de Guevara recibió una carta escrita de puño y letra de la hoy senadora Piedad Córdoba en la cual le solicitó el traslado de su hermano, Álvaro Freddy Córdoba, y de Óscar Moreno Ricardo, conocido como el Rey de los Semisumergibles, uno de los hombres más cercanos a Chiquito Malo, el nuevo del jefe del Clan del Golfo.
Lo llamativo de esta petición es que la senadora solicita que ambos extraditables sean trasladados al lugar donde están recluidos Andrea y Matamba, y no al pabellón de extraditables, que es en donde en realidad les correspondía ir.
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Carlos Alberto Castañeda, abogado y perito grafólogo, confirmó que la letra y la firma de la misiva corresponden a la senadora Piedad Córdoba. “Cotejada esa firma dubitada frente al material indubitado se determina que efectivamente la firma que hace parte de esta carta corresponde por ella y fue plasmada por ella misma”, dijo Castañeda.
La carta habría sido entregada el 2 de marzo al coronel retirado Wilmer Valencia, cuya esposa, Luz Estella Quenza, estaba en plena campaña para la Cámara de Representantes por Arauca. Una circunstancia que podría tener relación con la primera parte de la carta que señala: “Me quedo muy pendiente del tema de la Cámara 101. Su hombre viajaría el viernes únicamente a esto".
La segunda parte de la carta señala: “Me urge que traslade a Álvaro Freddy Córdoba y a Óscar Moreno R". En lo referente al favor de los traslados, estos no se pudieron concretar pues dos días después de entregada la carta estalló un escándalo que tumbó al director de La Picota y a la cúpula del Inpec.
La Unidad Investigativa de este noticiero grabó y publicó los paseos no autorizados que se daba el reo Carlos Mattos por el norte de Bogotá, acompañado de guardias del Inpec. Además del remezón de las directivas del Inpec, el escándalo provocó que los extraditables fueran cambiados de patio.
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Pero el remedio fue tardío e insuficiente para detener la fuga que venía en camino. El 18 de marzo, Matamba dejó la cárcel La Picota vestido de guardia del Inpec. Sesenta y nueve días después murió en un operativo de la policía en una finca ubicada en Bolívar (Santander). Y cuatro meses después hay un solo guardia en juicio por una fuga que tiene tantos interrogantes como implicados.
El minuto a minuto de la fuga
¿Cómo logró Matamba salir de La Picota? Noticias Caracol revela los videos grabados por la Procuraduría en donde se reconstruye, con la ayuda de varios guardianes del Inpec, el paso a paso lo que pudo haber ocurrido entre el 17 y 18 de marzo, cuando Matamba salió de La Picota.
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El recorrido de Matamba comenzó en la celda 58, ubicada en la estructura 3, del bloque D, del piso 8, en la Unidad de Medidas Especiales Número 2. Durante el día y la noche, los internos de la UME 2 pueden moverse libremente por los pasillos, la cancha y el comedor, a donde les suben la comida. Para cruzar la reja de salida, necesitan permisos especiales y el acompañamiento obligatorio de guardias del Inpec.
Pero, según el testimonio de un narco de confianza de Matamba, este límite no existía para el capo. De hecho, asegura que su celda, al igual que la de otros internos, no se cerraban:
"Las celdas de Emilio Tapias, la de Andrea, los dos trabajadores de Andrea, y la de Matamba nunca se cerraban como era debido", señaló. Y agregó: “Era habitual que Matamba amaneciera por fuera de la UME, llegaba a la madrugada de jugar cartas. Pero esa noche de la fuga, él sí llegó conmigo y las otras personas a la UME 2. y para bajar de la UME 2 hasta la puerta de la estructura pues todo el mundo lo tuvo que haber visto”, indicó el recluso.
De los movimientos irregulares que denuncia el interno no hay ningún rastro en las minutas. Tampoco hay algún registro de las cámaras de seguridad de la UME 2 porque sencillamente no funcionan.
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La reja de salida es custodiada por un pabellonero que debe ingresar al patio durante la guardia y también observar el interior del patio desde el cubículo.
Según las minutas de la noche de la fuga, el turno de pabellonero lo comenzó el dragoneante Luis Arturo Estupiñán, quien dejó el puesto a las 12 de la medianoche. “Las personas privadas de la libertad bajo llave y completas sin novedad en mi turno gracias a Dios", dice el registro de la minuta.
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A las 12:05 queda constancia de la entrada del dragoneante Julián Andrés López, quien deja por escrito: "No es posible constatar la presencia física de las personas privadas de la libertad (...) más aun encontrándome solo de pabellonero por la hora de turno. Tampoco se puede observar por las ventanillas de las puertas de las celdas ya que las tienen tapadas con objetos que obstaculizan la visibilidad. (...) Por lo anterior y partiendo del principio constitucional de la buena fe se presume que las personas privadas de la libertad se encuentran completas y descansando en sus respectivas celdas bajo llave".
El concepto entregado por la Procuraduría pone en duda estas consignas: "Surge la inquietud de cómo o a través de qué metodología el dragoneante Estupiñán hizo el conteo de las personas privadas de la libertad bajo su control (...) si las ventanas de las puertas de las celdas no estaban despejadas”. El Ministerio Público también cuestionó: "No es claro por qué el dragoneante López Espinoza no reportó sus inquietudes a la guardia interna o al comandante de vigilancia de la estructura 3, entorno a que no le era posible corroborar la cantidad de privados de la libertad reportados por su antecesor".
En la UME 2 así como en todo el edificio hay cámaras que no funcionan. Los ascensores, según los guardias, están deshabilitados desde hace por lo menos cinco años. En cada una de las entradas a los pabellones debería haber guardias que custodian las puertas, pero nadie vio nada.
Noticias Caracol estableció que de los 1.200 guardias que custodiaban a los presos de La Picota antes de la pandemia, hoy solo quedan 640.
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En cuanto a las cámaras de seguridad, el 95 por ciento del sistema de La Picota es inservible. El sistema estuvo compuesto por 252 cámaras que fueron vandalizadas por los presos, de modo que para el año 2018, el penal se quedó a ciegas con 238 cocos dañados y 14 cámaras análogas funcionales. Parece mentira, pero La Picota solo tiene 14 cámaras para vigilar a 7.095 presos.
La Fiscalía encontró que solo ocho de las cámaras ubicadas en el área de reseña, puerta externa y salida por la avenida Caracas podrían arrojar información relevante para la investigación.
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Ruta de escape, en duda
Hay dudas e interrogantes frente a lo que pudo haber ocurrido con Matamba después de descender las escaleras del edificio. La tesis de la Fiscalía sobre lo que siguió es cuestionada por la Procuraduría.
Según el Ministerio Público, Matamba tenía dos rutas de escape. La primera implicaba salir por una rampa, ubicada justo al frente de la guardia interna.
La Procuraduría pudo constatar que la noche de la fuga en la guardia interna hubo una persona en cada turno. El dragoneante Jony Alexander Mosquera habría entregado la guardia interna a las 11:50 de la noche y el dragoneante Luis Alfredo Clavijo la habría recibido hasta las horas de la mañana.
Si Matamba tomó este camino, quiere decir que pasó por el frente de la guardia interna sin que ningún funcionario emitiera una alerta.
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No obstante, la Fiscalía se casa con una segunda ruta de escape. Esta implica que Matamba habría esquivado la guardia interna tomando unas escaleras que descienden hacia la zona del rancho, las salas de audiencia y los locutorios, donde los presos se reúnen con sus abogados.
El encargado de la única puerta de acceso a los locutorios y las salas de audiencia durante el día es el dragoneante Luis Adrián Soto. Durante la visita de la Procuraduría, el dragoneante Soto explicó lo que sucede con las llaves de la puerta después de las 6 de la tarde: “Yo le entrego esta llave al comandante de guardia. Si tengo una emergencia, como ir al baño y eso, le doy la llave al compañero del rancho a otros tres compañeros”, indicó.
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Atravesando las salas de audiencias está la puerta que conecta con la parte externa del edificio. Esta puerta es de manejo electrónico y su control lo tiene la guardia externa. Según la Fiscalía, Matamba contó con la ayuda del guardián Milton Jiménez, el único capturado por la fuga, para abrirle la reja desde la guardia externa.
Pero esta tesis de la Fiscalía tiene interrogantes. El concepto de la Procuraduría cuestiona el hecho de que no se haya explicado cómo pudo el extraditable obtener las llaves de la puerta interna. "Nada se dice de las llaves de las áreas internas, como, por ejemplo, la puerta que conecta la entrada a los locutorios por el rancho, de tal suerte que resulta necesario esclarecer si la guardia interna pudo o no tener alguna responsabilidad en que esa llave se usara para contribuir a la fuga del interno", señala.
Una de las pocas cámaras que grabó esa noche registra cómo un guardia, a quien la Fiscalía identifica como Milton Jiménez, hoy capturado, pasa por la reja externa y la deja abierta. Minutos después habría salido Matamba vestido de guardia del Inpec.
Según la Fiscalía, Matamba huyó a bordo de un vehículo. Y su salida por el control de la avenida Caracas habría sido propiciada por los movimientos de personal que ordenó el dragoneante Milton Jiménez.
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La ausencia de Matamba solo fue alertada en la mañana del 18 de marzo, en el siguiente cambio de turno. Después de la destitución de Valencia Ladrón de Guevara por el caso de los paseos de Mattos, la dirección del penal fue encargada al mayor (r.) Juan Javier Papa, quien sólo llevaba nueve días en el cargo cuando Matamba se fugó.
El mayor retirado declaró: "Luis Humberto Menjura y Andrés Martínez al realizar la contada para recibir el puesto y el turno se dan cuenta que falta un interno y empiezan a llamar lista para verificar quién es el faltante”.
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Este exfuncionario denunció que esa mañana los encargados de recibir el turno contaron los detalles de un episodio insólito. “Es de anotar que el dragoneante Menjura me manifestó en la UME 2 que Julián López le hizo creer que Matamba estaba en la UME 1, utilizando la expresión "él se encuentra balseado en la UME 1" y que había acabado de salir. Esto con el fin de hacerle creer que el conteo estaba completo", explicó.
Esa mentira llegó a los titulares de varios medios de comunicación, que reportaron esa mañana que Matamba estaría “borracho” en la UME 1. Pero esto, que es motivo de preocupación para la Procuraduría, ha pasado de agache en las investigaciones de la Fiscalía.
“Llama la atención el comportamiento asumido por el dragoneante López Espinoza (…) En la minuta no registró esa novedad y la guardia entrante corroboró que el detenido no se encontraba en esa área después de verificar cada una de las celdas", señaló.
Los dragoneantes que descubrieron que Matamba no estaba en su celda también dejaron constancia en las minutas: "Se procede a preguntarle al dragoneante López, el cual asegura que el privado de la libertad se encuentra en la UME 1 desconociendo los motivos".
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Este indicio, confirmaría lo que se alertaba a viva voz meses atrás: que Matamba podía caminar por la cárcel al parecer con el conocimiento del guardia de turno sin que quedara en ningún reporte la justificación de cómo o por qué. La Picota se convirtió en una bomba de tiempo que sencillamente estalló.
Con Matamba muerto y una deficiente investigación por parte de la Fiscalía los responsables de la fuga respiran tranquilos. Sin embargo, estos nuevos elementos aportan datos para dar con los cómplices que ayudaron la fuga del peligroso criminal y dejan en evidencia el caos que se vive al interior de una de las más importantes cárceles del país.