Las declaraciones del exdirector de la cárcel La Modelo
entre 1999 y 2001, William Gacharná Castro, por 101 desapariciones forzadas en el penal, le permitieron su ingreso a la JEP. El exfuncionario contó cómo se vivió una de las décadas más sangrientas de la historia del país tras las rejas. Su error, según él, la negligencia.
Según el testimonio que entregó en noviembre de 2023, el centro penitenciario se convirtió “en un botadero de seres humanos. Así como los bajaban de los carros de la Policía, 100,150, 200 personas, para adentro. Que a qué patio, que a qué pasillo, que a qué celda, no mijo, mire allá a ver a dónde se acomoda. Yo reconozco eso, me avergüenzo de eso, pido perdón”.
“Lo que voy a referir a continuación no lo hago con el sentido de que ustedes piensen que yo estoy queriendo evadir mi responsabilidad. Desde 1999, que llego por primera vez a La Modelo, el no saber cuántos internos tenía bajo mi custodia era la peor vulgaridad que se podía cometer. Eso es como si un banquero no sabe cuánta plata tiene en la caja”, admitió ante la JEP.
Ese error, dijo Gacharná, llevó a que grupos de autodefensas y guerrillas tomaran el poder del penal. Entre los caciques estaban el Bloque Interno Capital al mando de Ángel Gaitán Mahecha y Miguel Arroyave, quienes tenían comunicación directa con Carlos Castaño.
El exdirector de La Modelo afirmó que “desde el 97 se perdió el control de la cárcel, no requisábamos sino los primeros pisos. Esa práctica desapareció para los funcionarios del Inpec, pero los caciques sí entraron a ejecutar esos cobros, entraron a cobrar por los espacios para dormir, por las celdas, por los pasillos. A fuerza de hacinamiento comenzaron a ocupar los famosos túneles, que yo explico que eran ductos de servicio, sin respiración, malolientes, sin ventilación, sin iluminación, que gradualmente, a sabiendas de todos los que trabajábamos en la cárcel y muy particularmente en mi conocimiento, eran sitios de tortura”.
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Las torturas fueron descritas por Gacharná así:
Existe una práctica que aceptamos como que ‘mientras no lo maten, está bien’, y es la práctica de las torturas; coger a garrote la gente, lo que llaman la Ramona; apuñalarlos en partes no vitales, impidiendo que salgan al área de sanidad, suturándolos dentro del mismo pabellón
La ubicación e infraestructura de La Modelo, inaugurada en 1960, fue descrita por su exdirector con un mapa de papel en donde señalaba cómo se distribuyeron los negocios ilegales, los túneles y los sitios de tortura, entre otros, confesando que había zonas impenetrables y que era allí donde se cometían los crímenes.
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“Cuando acontecían las famosas muertes, lo que hacían los reclusos era envolver en cobijas los internos y trasladarlos a estos puntos dependiendo el área donde eran fallecidos los internos. Desde ahí, en esos carros que les acabo de mencionar, que era donde se trasladaba la comida, eran trasladados hasta la parte externa para que la Fiscalía hiciera el levantamiento de los cadáveres”, describió Gacharná.
En este punto de su declaración, y tal vez con vergüenza, Gacharná tomó un sorbo de agua, respiró y contó que para evitar la fuga de presos, incluso, se llegó al límite de velar en la cárcel a los familiares muertos.
“Nos falsificaban documentos a granel, hojas de vida, y terminamos autorizando esos permisos a delincuentes condenados a largas penas o que enfrentaban verdaderos procesos judiciales y nos los quitaban. Nos mataron guardianes en ese tipo de eventos. Al punto que nos ideamos la nefasta práctica de llevar el féretro al establecimiento carcelario para que el interno se pudiera despedir de su familiar”, reveló.
Como en La Modelo todo se podía vender y todo se podía comprar, las visitas no eran la excepción. El exdirector del penal reveló que mujeres y niñas fueron usadas, en muchos casos, para el pago de deudas.
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“Ahí con el tema de la prostitución, hay una cosa ahí, porque muchos internos, teníamos conocimiento, pagaban las deudas de consumo de narcóticos con sexo, con el sexo de sus señoras o con sus hijas”, dijo.
Treinta años después, tras múltiples promesas de reformar el penal, de cerrarlo o de trasladarlo, la situación aún es compleja.
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La JEP investiga la desaparición forzada de cuatro personas que habrían muerto en el penal y de quienes no se tiene información a la fecha. Ellos son: Jamer Torres, Luis Nolberto Osorio, Norberto Castaño y León Giraldo.
La versión de Gacharná está ahora bajo el análisis de la jurisdicción con el fin de establecer lo que ocurrió en la década de 1990 en la cárcel La Modelo de Bogotá.