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Las reflexiones del fiscal que investigó el crimen de Andrés Escobar

Treinta años después del asesinato del jugador de la selección Colombia, Andrés Escobar, uno de los fiscales revela detalles del expediente y cómo en menos de un día lograron detener a los responsables.

Jesús Albeiro Yepes tiene 60 años y una tristeza larvada durante la mitad de su vida por cuenta de un crimen horrendo que todavía estremece a Colombia: el asesinato de Andrés Escobar Saldarriaga. Yepes era entonces fiscal en Medellín y le correspondió investigar ese homicidio que llenó de vergüenza a Colombia.

>>> Vea más: ¿Qué pasó con quienes asesinaron al 'caballero del fútbol', Andrés Escobar?

“Nunca una muerte en Colombia de un deportista ha causado el dolor, el impacto, la vergüenza, la tristeza y la indignación, como sucedió con el caso de Andrés Escobar. Era un hombre que sin escándalos se dio a conocer y fue siempre un hombre bueno y es muy difícil, no obstante, que Colombia se acostumbró a la muerte violenta como se acostumbró. Es muy difícil aceptar que a un hombre bueno le pase lo que le pasó a Andrés Escobar”, dijo Yepes.

En la madrugada del 2 de julio de 1994, cuando viajaba en un taxi de regreso a su casa tras una noche con algunos amigos, Yepes oyó el extra en la radio y fue como si el mundo se hubiera quedado mudo. Tras orillarse para no estrellar el vehículo, el taxista, tan conmocionado como él, soltó un putazo desde las entrañas que le devolvió el sonido al mundo. Minutos después, tras dejarlo en su casa, el conductor se fue sin que Yepes tuviera oportunidad de pagarle la carrera. 

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Así quedó toda Colombia ese día: devastada.

Diez días antes del homicidio, la selección Colombia se iba por la puerta de atrás del Mundial de 1994 a donde había llegado como favorita. El 22 de junio de 1994 el equipo perdió dos a uno frente a Estados Unidos, con un autogol de Andrés Escobar. El mítico defensor central colombiano, el eterno caballero de las canchas, apenas podía creer lo que estaba pasando.

“Yo creo que todos los colombianos sentimos solidaridad con Andrés Escobar porque ese autogol fue para nosotros del mismo dolor que a él le causó. Porque sentíamos que, si bien estábamos perdiendo una oportunidad, que eso era una frustración, eso le sucedió al mejor de todos. Y entonces en esos sentimientos encontrados, es como que te dices: '¿Pero por qué a él? ¿por qué al mejor?'. Y eso nos llevó a tener un sentimiento de solidaridad. De ahí que su muerte y su asesinato hayan sido la peor derrota de la historia del deporte colombiano”, agregó.

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¿Cómo ocurrió el asesinato de Andrés Escobar?

Yepes se puso al frente del caso a las 7 de la mañana de ese 2 de julio y en menos de un día todo estaba esclarecido: el asesino ya había confesado, sus patronos se habían entregado y el arma homicida estaba en poder de la justicia. El estado colombiano demostró ese día que cuando se propone resolver un crimen, cualquiera que sea, lo puede hacer en horas. Quizá por eso duele tanto la impunidad en Colombia.

“Lo que aprendí de eso fue definitivo siempre para mi vida de abogado y de fiscal. Cuando una sociedad, a través de un Estado serio, decide investigar, esclarecer un crimen, lo puede hacer. Ese día me quedó claro el poder, la fuerza, la información, la capacidad de un Estado. A la investigación de esa muerte confluyó la voluntad absoluta del estado”, contó Yepes.

El entonces fiscal Yepes documentó lo que le ocurrió esa noche a Andrés Escobar luego de salir de fiesta con algunos amigos en Medellín. En la discoteca, un grupo de personas, entre las que se encontraban los hermanos Pedro y Santiago Gallón Henao, lo matonearon toda la noche por el fracaso mundialista.

“De lo que yo recuerdo el bullying tuvo que ver con que primero le gritaron ‘autogol, Andrés, autogol’, pues como burlándose o mofándose de él por el autogol. Por lo que uno conocía de Andrés Escobar era un hombre muy pacífico, tranquilo, un gran señor, un caballero. Él pudo haber tratado de calmar eso. Sin embargo, toda la noche lo provocaron con ese tema”.

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Andrés Escobar trató de evitar la confrontación, pero lo persiguieron hasta el parqueadero El Indio, cuando ya se disponía a irse en santa paz. Exigió respeto y ni siquiera se bajó del vehículo cuando uno de los hermanos Gallón Henao lo maltrató. Instantes después llegó el otro y escalaron las humillaciones.

“Llegó el otro hermano, lo trataron maluco, con palabras altisonantes y advirtiéndole que él no sabía con quién se estaba metiendo. Pues bien, en medio de todo ese tipo de palabras, de forcejeo, de advertencias, es que viene este señor, se baja del vehículo, da la vuelta y le descarga 6 disparos”, mencionó Yepes.

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El señor al que Yepes se refiere es Humberto Muñoz Castro, escolta de los hermanos Gallón Henao, señalados desde entonces de tener vínculos con la mafia y el paramilitarismo. Sin mediar palabra, Muñoz Castro se acercó al carro de Andrés Escobar, desenfundó su arma y apretó el gatillo en seis ocasiones.

En la historia universal de la infamia esa noche se escribió su nombre con letras de molde.

¿Qué pasó con el sicario de Andrés Escobar?

El sicario tuvo que ser enviado de urgencia a una cárcel en Bogotá porque en Medellín querían lincharlo. Durante su indagatoria sencillamente dijo que estaba medio dormido, que no sabía a quién le había disparado y que solo hizo lo que hizo porque escuchó a su patrón decirle a esa persona “usted no sabe quién soy yo”.

Yepes recuerda en particular otra respuesta de Muñoz Castro. En la indagatoria “le he preguntado si había recibido o recibió una orden para disparar a Andrés Escobar. Y sí, la respuesta es muy fuerte para mí porque él dice: ‘Todavía no me habían dado la orden’”.

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El exfiscal Yepes no duda de que los hermanos Gallón Henao instigaron el homicidio. No obstante, apenas fueron condenados por encubrimiento, pues les compraron la tesis de que ellos no habían dado una orden expresa para asesinar a Escobar. Muñoz Castro fue condenado a 43 años, pero no pagó ni 12 en prisión.

“Es que matar en Colombia, en mi opinión, significa poco o nada. O sea, la muerte de un ser humano en esas circunstancias que yo diría de maltrato moral, de humillación, de indefensión. Él era un hombre muy querido y yo era un hincha de él como jugador y del equipo en el que jugaba. Pero esa muerte y la forma como se pagó esa muerte, digamos, eso termina siendo una burla al dolor y al daño material que se ha causado”, sostuvo Yepes.

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Mientras vemos en YouTube pasajes de la vida de Andrés Escobar y recordamos sus gestas inolvidables como jugador, y contemplamos al caballero que encarnó para siempre al fútbol decente, se nos atraviesa en la pantalla el autogol aquel que determinó su muerte. Entonces le recuerdo al exfiscal Yepes que 30 años después de ese crimen tan espantoso hoy estamos viviendo otra fiesta del fútbol, también en Estados Unidos, y donde muchos nos dan como favoritos.

“¿No le da un poco de susto que algo así nos vuelva a pasar?”, le pregunto.

Y me contestó lo siguiente: “El fútbol no es sino un deporte, no más, los colombianos no podemos hacer del fútbol una guerra, como si esa fuera la gloria o no de una Nación o de un pueblo”. Y entonces, en referencia a esta Copa América, añadió: “Pues quieran los dioses que Colombia tenga un buen desempeño para que este país no entre en otro proceso de retaliaciones, de burlas, de irrespetos, de frustraciones y de tragedias. Esperemos que la experiencia y el pasado algo nos hayan enseñado”.

Andrés Escobar Saldarriaga, siempre en nuestra memoria.

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