Han pasado siete meses desde que las FARC sorprendieron al país al asumir la responsabilidad del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. Sin embargo, hasta ahora no se conoce una sola prueba concreta.
El martes 6 de abril, Carlos Antonio Lozada fue citado por segunda vez ante laJusticia Especial para la Paz con la esperanza de concretar alguna evidencia que confirme esa explosiva confesión.
“Llega la información de que el doctor Álvaro Gómez está dictando cátedra en la Universidad Sergio Arboleda y ese es el momento en que se pone en conocimiento del comandante Jorge Briceño y se reafirma pues la decisión por parte de él. Yo no puedo asegurar si él consultó o no previamente, lo que sí estoy seguro es que posterior al hecho informó al comandante Marulanda y que, igualmente, como en los otros dos casos que he mencionado, en el computador de Jorge Briceño tiene que estar ese mensaje”, afirmó el hoy senador Julián Gallo.
¿Tirofijo informó a los comandantes?
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Lozada fue más allá. Insistió en que en el momento en que ocurrió el homicidio, el 2 de noviembre del 1995, él estaba en una reunión de comandantes de la guerrilla en las selvas del Guaviare. Allí, según Lozada, Manuel Marulanda habría informado a los comandantes que las FARC asesinaron a Gómez Hurtado.
“Existen en las conclusiones de la reunión del 95, existen esos documentos que están en manos de la inteligencia y no dudaría que está, es posible que esté el listado de todos los comandantes que asistimos”, afirmó Lozada.
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Cuando el magistrado Farid Benavides preguntó “¿estos comandantes podrían decir si ocurrió o no esta declaración pública del homicidio de Gómez Hurtado?”, respondió “los que están en este momento, la gran mayoría ya no están, murieron en la confrontación. Los que están vivos, Mauricio, obviamente Catatumbo, Alberto Martínez”.
Esta versión de Lozada tiene un primer problema. Ninguno de los hasta ahora escuchados por la JEP -entre ellos Jaime Parra, alias ‘El médico’ o ‘Mauricio’,- confirman su versión.
A lo largo de la declaración del exguerrillero y hoy senador queda claro que para él la prueba reina de la responsabilidad de las FARC está en los computadores de Jorge Briceño, alias ‘El Mono Jojoy’, jefe del bloque oriental de las FARC y quien fuera su jefe directo. También -según él- en informes de inteligencia que documentaron esa reunión de jefes guerrilleros en 1995.
Análisis a computadores de las FARC
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Sin embargo, aquí hay un segundo y grave problema en la versión de Lozada. La unidad investigativa de Noticias Caracol tuvo acceso a un documento secreto de las autoridades que contiene el resultado de analizar y cruzar más de cinco millones de documentos de las FARC , entre ellos el del 'Mono Jojoy'.
En ese mar de información aparece una carta completamente desconocida hasta hoy que controvierte la prueba reina de Lozada. Se trata de una comunicación del 8 de diciembre de 1995, firmada por Manuel Marulanda y dirigida al 'Mono Jojoy', en la que se refiere al crimen de Gómez Hurtado.
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“Alfonso me dice que Miguel preguntó seguro que fuimos nosotros. Por ello llamamos a Carlos Antonio y dijo que no y que además no tienen contacto con el partido. Ateniéndome a ello cualquiera de nosotros que converse con ellos nos deben señalar la fuente. Para saberlo. Porque nosotros no estamos obligados a dar explicación a nadie de cosas como estas, pero sí debemos saber por dónde andan las cosas”, decía el correo.
Según el informe secreto en poder de Noticias Caracol, esta comunicación deja al descubierto que Lozada le negó nada más y nada menos que al fundador de las FARC, Tirofijo, la autoría del crimen. También, plantea que al interior del secretariado de las FARC había incertidumbre sobre los verdaderos autores.
Otro vacío en la declaración de Lozada tiene relación con la existencia de un supuesto sobreviviente entre los autores materiales del magnicidio. Lozada asegura que sería un desertor conocido con el alias de ‘Sebastián’, sin aportar ningún otro dato adicional.
Esta información choca con la entregada en una entrevista ante la JEP por la exsenadora Piedad Córdoba el pasado 23 de marzo. Escudada en el secreto profesional para la reserva de la fuente en su rol como periodista de Telesur, Córdoba se negó a dar la identidad del supuesto asesino de Álvaro Gómez Hurtado, a quien dijo conocer. No obstante, en el amplio interrogatorio conocido por Noticias Caracol, a la exsenadora se le escapó su alias.
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“Yo hablé con el tipo que le disparó. Hablé con él hace por ahí dos meses. Entonces, él se me presentó en la casa (…) Este tipo, el que lo mató, yo he estado cazándolo a ver si viene y cuenta. Es más, hablé con un amigo que estuvo con él la semana pasada y yo le dije: 'te estaba buscando a ver si tú me ayudas a buscar a Chucho'. Me dijo: ‘yo estaba con él en Cali, pero no viene hasta la otra semana, en abril’. Pero sería muy importante de verdad, sería muy importante que él hablara”, dijo entonces la exsenadora.
La persona a la que al parecer hace referencia Piedad Córdoba es un exguerrillero conocido con el alias de Chucho Nariño, uno de los hombres más cercanos al Mono Jojoy y quien perteneció a la red urbana Antonio Nariño. Entró como compareciente ante la JEP, jurisdicción que lo escuchará en entrevista en los próximos días. La Fiscalía también lo citó a rendir versión como exintegrante de la red urbana Antonio Nariño.
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Abogados cercanos a Chucho Nariño aseguraron a este medio que su versión de los hechos será entregada a la JEP y que están a la espera de que los declarantes alleguen pruebas de sus versiones.
La versión que entregaron el senador del Partido Comunes, Carlos Antonio Lozada, y la exsenadora Piedad Córdoba en lugar de aclarar sumaron más interrogantes al caso. ¿Sobrevive uno de los autores materiales del crimen? ¿Cuál es su verdadera identidad? Si las FARC fueron responsables, ¿por qué ni siquiera los jefes máximos de la guerrilla de esa época habrían tenido la certeza? ¿Por qué Lozada le negó el magnicidio a sus jefes, como lo concluyen informes secretos sobre los computadores de las FARC?
Hasta ahora las autoridades no encuentran las piezas que permitan confirmar la confesión de las FARC.