La comunidad menonita llegó hace ocho años a Colombia y se instaló en zona rural de Puerto Gaitán, departamento del Meta. Son más de 400 familias de origen europeo. Estas personas tienen profundas convicciones religiosas, dedican su vida a la familia y a la agricultura. Un equipo de Noticias Caracol en vivo estuvo allí y registró el día a día de los migrantes del norte.
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Los niños son curiosos, pues no todos los días una cámara está en su comunidad. La escena podría transcurrir en un campo de Europa, pero no, porque ellos se encuentran en los llanos orientales colombianos.
Los integrantes de esta comunidad religiosa son provenientes de Chihuahua, norte de México. Sin embargo, su diáspora viene de siglos atrás, desde Europa, Canadá, Estados Unidos y finalmente, a principios del siglo XX, a Latinoamérica.
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¿De dónde vienen los menonitas?
Los menonitas son descendientes de alemanes y suizos; construyeron en sus tierras el mundo que conocen, sus casas, sus colonias. Con su maquinaria transformaron zonas ganaderas en fértiles campos de producción.
Los menonitas llevan la agricultura en la sangre. Desde muy jóvenes conocen los procesos agroindustriales y todos los secretos del agro; los han transmitido de generación en generación y a Colombia llegaron a la altillanura a sembrar alimentos y a satisfacer el mercado nacional porque no conciben que el país pueda estar importando alimentos cuando se pueden producir acá.
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A sus 19 años, David Wall ya se encarga de las labores que antes hacía su padre. A su edad ya maneja con facilidad toda clase de maquinaria agrícola: “Uno aprende del papá. Me enseñaron desde los 14 años. Manejo de todo, tractores, combinadas, de todo”.
Su profunda vocación religiosa está ligada al trabajo diario. “Nosotros tratamos de ser cristianos, no solamente el domingo en la iglesia sino toda la semana, el lunes, el martes. Pido a Dios y digo ‘mira, bendice mi trabajo y haz que yo pueda servir a mi prójimo”, manifestó Isaac Wall, miembro de la comunidad menonita.
¿Qué idioma hablan los menonitas en Colombia?
Hablan algo de español, pero su lengua nativa es el alemán bajo, una lengua caída en desuso en este país. Mantienen un férreo control étnico, es decir, no se mezclan con nadie porque quieren mantener intacta su cultura y su raza. En la escuela, los niños reciben la educación básica. Es una sociedad patriarcal donde el rol principal lo tienen los hombres.
Abraham Wall, administrador de un colegio menonita, dijo que “los hijos cuando salen de la escuela van con el papá, van aprendiendo y todos somos agricultores. Después de que salen del séptimo grado ya están ayudando en el trabajo del campo y las niñas están con las mamás en el aseo de la casa y lo básico que es en el hogar”.
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Esta es una sociedad agroindustrial, donde la solidaridad es imprescindible. Los menonitas son muy cuidadosos con su presupuesto. En su casa reina el minimalismo, Ramón Dick habló de una economía planificada: “Nosotros sacrificamos una novilla y podemos tener carne para un año. No necesitamos salir al mercado y comprar carne”.
¿Cómo son las mujeres menonitas?
María Newfell es esposa de Ramón Dick y, además de las labores del hogar, también es su ayuda en el campo. Dice que permanece “en la casa haciendo la comida, ayudado al esposo afuera. Tengo un jardín pequeño con flores y árboles. Me gusta mucho ayudar a mi esposo en el campo”, manifestó.
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Para ellos, sus largas jornadas son una forma de agradar a Dios y honrar a la familia. Por eso, muchas veces, la noche los sorprende en el campo. Los menonitas fundan colonias donde florecen las economías agrícolas porque su producción mecanizada es a gran escala.
Treinta mil hectáreas es casi el área urbanizada de Bogotá. Semejante producción requiere un músculo económico muy fuerte. Sin embargo, ellos sostienen que todo lo deben y, como cualquier agricultor, trabajan a riesgo.
“Si alguien cree que los menonitas tienen mucha plata, pues que vayan al banco, porque allí todos están firmando para el crédito. De pronto tenemos un tractor que nos trajimos de México, tenemos algo de plata, pero la siembra aquí es a crédito”, explicó Isaac Wall.
Este año han producido 60 mil toneladas de soya y para la cosecha diciembre esperan sacar 150 mil toneladas de maíz. Este es el trabajo de 450 familias menonitas.
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“Pese a todas estas cosechas, el país sigue importando grandes cantidades de soya y de maíz más grandes que lo que nosotros producimos. Estamos diciendo que cumplimos un porcentaje pequeño de la demanda nacional”, dijo Wall.
En donde fundan sus colonias, los menonitas generan enclaves agroindustriales por eso muchos gobiernos los ven con buenos ojos. Sin embargo, han sido cuestionados por los posibles impactos ambientales que provoca la agricultura mecanizada, por la concentración de la tierra y la forma como adquirieron sus tierras, aparentemente, en terrenos baldíos de la nación.
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