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La última constancia de Martha Sepúlveda, uno de los símbolos de la eutanasia en Colombia

A escasas horas de someterse a su muerte digna, el pasado 7 de enero, la mujer concedió una última entrevista. Allí reafirmó todas sus reflexiones y pidió a los jueces que ayuden a quienes deseen acceder a este derecho.

La última constancia de Martha Sepúlveda

El 5 de enero pasado, a escasas horas de someterse a la eutanasia, Martha Sepúlveda dejó una última constancia sobre su lucha por la muerte digna en Colombia. A su abogado Lucas Correa le concedió una última entrevista en audio que condensa sus más íntimas reflexiones sobre el dolor y la vida.

Lucas Correa: ¿Cómo te sentiste en octubre cuando te cancelaron el procedimiento y cómo te sentís ahora?

Martha Sepúlveda: "Cuando me lo cancelaron yo dije: 'Todo pasa por algo y es cuando Dios quiera'. ¿Cómo me siento hoy? Tranquila. Agradecida con Dios porque yo creo que él está parando este sufrimiento. Me parece que es una enfermedad muy cruel, uno no poderse mover. Ya uno no disfruta nada. Uno aquí vino a ser feliz hasta donde se pueda".

Su historia, contada por este noticiero el pasado 3 de octubre, causó revuelo nacional e internacional, pues se trataba de la primera paciente con una enfermedad no terminal que accedería a la eutanasia en Colombia. Pero poco antes de su muerte programada, la clínica Incodol de Medellín suspendió el procedimiento. Lo hizo, paradójicamente, cuando los más prestigiosos periódicos y noticieros del mundo reproducían el testimonio de Martha y su cruzada por decidir sobre su vida.

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Lucas Correa: ¿Qué quisieras decirles a esos altos funcionarios que intentaron atravesársele a tú decisión?

Martha Sepúlveda: "Es muy difícil estar en los zapatos de la persona que sufre, cierto. Me imagino que ellos nunca han pasado por una situación de estas. Yo sí les diría que se pongan en los zapatos de las personas que están sufriendo y que les dejen decidir, porque es que eso es la vida: decidir. Nadie puede decidir por nadie, nadie puede juzgar a nadie, solo Dios".

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En la charla con Lucas, Martha se refirió al reportaje que publicó este noticiero sobre su vida.

Lucas Correa: ¿Te arrepentís de haber contado tu historia en televisión?

Martha Sepúlveda: "No, no, para nada. Para nada, en absoluto".

Lucas Correa: A vos te vieron en la televisión riéndote, feliz, tranquila. ¿Por qué crees que a una parte de este país no le gusta ver a las personas felices y tranquilas antes de morir?

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Martha Sepúlveda: "Porque yo creo que al mundo le falta mucho amor. Yo creo que realmente les falta tener a Dios en su corazón. Yo sí estoy segura de que Dios no quiere ver a nadie sufrir".

Martha, quien sufría de esclerosis lateral amiotrófica desde hacía tres años, también le agradeció al juez de Medellín que le otorgó la tutela que revivió su muerte digna.

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Martha Sepúlveda: "Que ayuden los jueces a las personas que están tiradas, que están sufriendo, que les están pidiendo a gritos que los dejen morir dignamente".

Lucas Correa: ¿Qué le deja al mundo Martha en clave de muerte digna?

Martha Sepúlveda: "La muerte es una realidad. No tiene sentido quedarse sufriendo. Para qué vivir o sobrevivir si no solo el dolor es tuyo sino de todos los que te están rodeando y de todos los que te quieren. Si estás sufriendo, mejor descansar. Porque eso es la muerte para mí, un descanso".

Lucas Correa contó detalles de esa última charla con la mujer de 51 años cuya historia puso en la primera plana de la conversación nacional a la eutanasia. Según dijo, ella le insistió aquella vez que su batalla por morirse a su manera en nada reñía con su convicción cristiana.

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“El caso de Martha y el hecho de que fuera una mujer creyente y religiosa hasta el último momento de su vida tiene un impacto fundamental en la sociedad colombiana porque nos confronta con algo que yo denomino como el abismo pastoral. ¿Qué es ese abismo? La cúspide donde está la jerarquía católica que nos impone el supuesto deber de sufrir y que se opone a la eutanasia. Y luego está la parte de abajo de ese abismo, donde están los fieles y los creyentes que viven su fe cotidianamente y que no encuentran en la eutanasia un pecado ni algo contrario a su religión. Martha nos muestra que la fe y la experiencia de la fe y del creyente en la cotidianidad es más poderosa que los discursos de la jerarquía católica”, señaló Correa.

Así mismo, Martha le confesó a Lucas que decidió aplazar su eutanasia hasta principios de este año porque se le antojó pasar su último fin de año en Codazzi, Cesar, con el amor de su vida: su hijo Federico Redondo.

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Había por qué brindar, le dijo. Moriría como siempre quiso: con la serena convicción de estar a paz y salvo con la vida.

Martha Sepúlveda: "Los tres meses que pasaron después de octubre, pues, me sirvieron para compartir más con mi hijo, pero yo siempre estaba muy pendiente de hacerme el procedimiento. Tanto es así que el 3 de enero le dije a Federico: 'Bueno, hijo, ya, ahora sí; ya pasamos fin de año, ya te acompañé otros tres mesecitos, ya no aguanto más, se me acabaron las fuerzas literalmente”.

Soltar a Federico fue lo más difícil de su decisión. Y, sin embargo, ella supo encontrar el camino para que ese tránsito fuera menos amargo para ambos. Martha siempre tenía un apunte divertido. “¿Qué va a pasar con Federico cuando no estés?”, le pregunté en octubre pasado. “Va a abrir sus alas y va a volar porque yo lo tenía enjaulado”, me contestó y se echó a reír.

Tal como nos lo confesó, con un dicho muy paisa, cuando la entrevistamos en Medellín, hace tres meses, Martha no le tenía miedo a la muerte sino a la “morida”. “Yo no lo tengo miedo a la muerte, le tengo miedo a cómo me voy a morir y yo creo que eso es lo que todo el mundo cree, cierto. Morirse todos vamos para allá en algún momento. A lo que realmente uno le teme es a cómo”, relató.

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Hoy descansa y finalmente se fue como quiso. Ahí quedan para cerrar su historia estos últimos audios y algunas fotos que se dejó tomar ese cinco de enero. Pero la lucha por la eutanasia sigue transitando caminos pantanosos.

Aunque desde julio pasado la Corte Constitucional abrió la puerta para enfermos no terminales, el Ministerio de Salud se ha negado a reglamentar el fallo del alto tribunal argumentando que es competencia del Congreso.

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Mientras las barreras continúan y los pacientes siguen porfiando entre tutelas y juzgados, Federico llevará en unos días las cenizas de Martha a Palomino, en La Guajira, donde ella fue siempre tan feliz.

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