Unas 69 familias indígenas nasa yuwe, que viven en el resguardo de Villa Lucía, están atrapadas en la montaña desde el 24 de diciembre del año pasado, cuando un temblor con epicentro en Mesetas de 6,2 sepultó su única vía de acceso, a 17 kilómetros del municipio, un trayecto de dos horas en carro.
“La comunidad tiene que enfrentar difíciles problemas para poder suministrar alimentos, suministrar víveres”, dice Juan Carlos Pinzón, gobernador del resguardo Villa Lucía, al mostrar el estado de la carretera, donde no se han detenido los deslizamientos.
La fuerte temporada de invierno les multiplicó los problemas.
María Elvi Epe Fror, promotora en salud de la etnia nasa, cuenta que una adolescente embarazada perdió a su bebé porque la ambulancia no pudo llegar hasta la zona para trasladarla.
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El gobernador indígena buscó el apoyo de la alcaldesa para arreglar la vía. En los primeros días del año les facilitaron una máquina amarilla para despejarla, pero de poco sirvió.
“La comunidad no cuenta con el recurso suficiente porque ellos nos prestan lo que es la maquinaria y nosotros tenemos que poner el tema del combustible. Hemos estado golpeando puertas, pero no se nos facilitan esas ayudas”, dice Pinzón.
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Por eso hace un solo pedido: “La colaboración al gobierno departamental, al gobierno nacional, que pongan sus ojos en nuestro territorio, que se encuentra en total abandono”.