La Industria Militar, Indumil, envió a los correos de las mujeres que trabajan en la entidad un código de vestimenta que terminó causando mucha molestia pues establecía unas estrictas reglas de etiqueta para ir a trabajar. El mensaje fue reversado en cuestión de horas, sin embargo, abrió el debate de hasta dónde pueden llegar las exigencias de las entidades públicas a la hora de determinar cómo se ven los funcionarios.
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El instructivo enviado a los correos de Indumil pretendía alinear la presentación física de las funcionarias con la imagen corporativa de la entidad, que tiene el monopolio de la fabricación y comercialización de armas en Colombia.
"Este código es la guía que busca orientarte sobre los aspectos que intervienen en nuestra imagen personal y la alineación con la imagen corporativa de la industria militar”.
En una de las páginas del instructivo se lee que las mujeres debían evitar los pantalones o jeans cortos o pesqueros, así como los jeans descaderados. También pedía evitar que las mujeres llevaran pantalones o jeans ajustados que les marcaran la ropa interior, pantalones de piel gamuza o pana, así como cinturones estampados, grabados o llamativos. Las prendas de colores fluorescentes y blusas que muestren el abdomen también debían quedar por fuera del vestuario laboral. En otro de los apartes se lee que si la falda se encuentra por encima de la rodilla debe ser usada con medias de colores oscuros.
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El instructivo detonó de inmediato en indignación entre las mujeres de Indumil. “Me parece injusta la forma en que nos pidieron que cambiáramos nuestro aspecto. Somos mujeres, merecemos respeto y todas las personas tienen la libertad de decidir cómo les parece que se ven bien frente a un espejo. Ha sido un poco incómodo para nosotros, porque por lo menos uno se va a vestir y uno ya no sabe si está faltando al código que tienen aquí internamente”, aseguró una funcionaria consultada por Noticias Caracol.
El manual dictaba que el maquillaje permitido debía ser discreto y natural. En caso de estar en contacto con los clientes o proveedores, las mujeres debían evitar que se vieran las expansiones o piercings de gran tamaño y los tatuajes.
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Con respecto a las uñas, Indumil pedía evitar los tonos que atrajeran la atención, así como la pedrería, las decoraciones como banderas o que las uñas sean demasiado largas. Tampoco se debían llevar las uñas decoloradas, con esmalte a la mitad. "Esto refleja un mal aspecto de tu cuidado", dice el mensaje.
El pelo de las funcionarias debía estar siempre seco y arreglado. "Cuando lo uses suelto trata que esté cepillado o planchado; si tu pelo es crespo, utiliza tratamiento para que este no luzca alborotado y sin cuidado".
También enfatizaba en que si a las mujeres no les gustaba el pelo suelto, lo más recomendable era utilizar cola de caballo, evitar el uso de caimanes y el recogido tipo "cebolla". En caso de usar tinte, las mujeres debían evitar las mechas llamativas.
Todas las diapositivas iban acompañadas con un mensaje que decía: "Somos representantes de Indumil, la impresión que generamos con nuestra apariencia y conducta impacta la imagen de nuestra marca".
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En medio del rechazo que causó este mensaje, la entidad tuvo que reversar la instrucción en menos de 24 horas.
A través del siguiente comunicado, se informó: “Induflash comunica: que el código de vestuario para damas, enviado el día 4 de octubre de 2022 queda derogado. Invitamos a todo el personal a traer el vestuario adecuado a su sitio de trabajo”.
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“Recibimos un mensaje luego donde decía que ya no se aplicaba el código que habían enviado, entonces nos sigue confundiendo un poco porque si se envió una vez es porque seguramente nosotras le faltamos a algo que a ellos no les parece", dijo la funcionaria consultada.
Noticias Caracol consultó con Indumil. La entidad aseguró: "Es un documento que no corresponde a esta vigencia, fue elaborado más o menos 8 años atrás y fue un error cometido por una funcionaria que lo envió sin previa consulta. Sin embargo, se envió una disculpa, se derogó y no se está aplicando, con el objetivo que las funcionarias entiendan que existe un respeto como principio fundamental en la industria militar".
Sin embargo, este caso reabrió el debate de hasta dónde pueden llegar las instituciones, y más tratándose de entidades públicas, a la hora de establecer reglas de vestimenta para sus trabajadores.
Aquiles Arrieta, abogado constitucionalista y exmagistrado auxiliar de la Corte Constitucional, aseguró: “Hay una tensión entre los derechos a la igualdad, especialmente a la protección de las mujeres, y esta facultad de fijar estas normas de vestuario. Creo que hay una intromisión muy detallada en el tipo de atuendos, de cómo pintarse las uñas, que creo que quizá no tengan una justificación objetiva y razonable. Casos como el de Indumil deben prestar especial atención porque hay un criterio sospechoso de discriminación, en este caso es un código de atuendo específicamente para las mujeres”, dijo.
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Arrieta, quien trabajó en la corte por más de 22 años, explicó cómo al interior del alto tribunal y en otras cortes del mundo se han resuelto este tipo de controversias.
“Existen casos en función de identidades étnicas y culturales que tienen que ver con el vestir, con el pelo, no son pocas las historias de mujeres afro que se les impide utilizar su pelo natural porque se considera que no es adecuado. Los piercings, tatuajes, en muchas ocasiones pueden llevar a que códigos de vestimenta los restrinjan y si no hay justificación objetiva, razonable, en razón al trabajo desempeñado sería inconstitucional y debería preferirse la dignidad de las personas”.
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Para el jurista, no se deben imponer cargas que excluyan a las personas por sus creencias, su etnia, a su cultura o su identidad.