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Hacinamiento en estaciones de Policía de Bogotá: los detenidos viven en situaciones indignantes

Una celda en la que deberían estar 20 personas capturadas hoy alberga a 200. El hacinamiento es tal que los privados de la libertad demoran hasta 2 días en utilizar un baño. Los uniformados que los custodian también viven un verdadero infierno. Informe especial.

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Mientras en el país comienza el debate sobre la llamada humanización de las cárceles de la que habló el Gobierno nacional, la realidad para los detenidos en los centros de reclusión es preocupante, penosa e indignante por cuenta del hacinamiento .

Si en muchas cárceles hay hacinamiento y condiciones infrahumanas, en las estaciones de Policía las circunstancias ya rayan en lo infernal.

Noticias Caracol realizó un recorrido por estas estaciones que se convirtieron en sitios de reclusión permanente de todo tipo de delincuentes. Por ejemplo, en una celda en la que debería haber 20 personas, hoy alberga a 200.

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Lo más grave de esta situación, que es una bomba de tiempo, es que parece no tener dolientes en el Estado, más que un par de policías que deben vivir lo mismo que padecen los detenidos.

En la estación Kennedy, sur de Bogotá, más de 200 personas conviven en un espacio de 12 metros por 4. Ellos están en una carpa que fue improvisada con plásticos viejos.

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A este lugar, hace 20 días, llegó Felipe Cifuentes, sindicado por hurto agravado: “Vivimos prácticamente uno encima del otro, vivimos 24 horas esposados. Hay compañeros que ya las manos las tienen peladas. Vengan por el delito que cometan, no nos deberían tratar así”.

Para ir al baño, ubicado a pocos metros de la carpa, los internos se deben turnar. Algunos dicen que se pueden demorar hasta dos días para entrar al baño.

Más grave aún, un espacio de ese baño fue habilitado como celda para las mujeres capturadas, que permanecen todo el día y la noche esposadas a una silla.

“Es el baño donde todos se bañan, acá comemos, nos mantienen 24 horas esposadas”, dijo una mujer detenida.

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La situación se vuelve más complicada con las personas que están enfermas: “No tenemos asistencia médica. Hay un cucho que está re paila. Debe sufrir del estómago, a veces lo tenemos que levantar para llevarlo al baño, para que se cepillen y eso. El cucho está ahí tirado”.

¿Qué dicen los uniformados?

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Son 10 policías los que se encargan de cuidar a todas las personas que están recluidas en la estación de Kennedy, un doble riesgo para ellos.

“Esta es la estación de Policía más grande de Colombia, en esta estación contamos con infraestructura que no es acorde para la cantidad de personas que tenemos, ya que tenemos 285 personas privadas de la libertad, pero la capacidad es para 60”, dijo el subintendente Édgar Ramírez, coordinador encargado de las celdas de la estación de Kennedy.

Otra de las estaciones congestionadas es la de Usaquén, norte de Bogotá. Esa ocupa el primer puesto en hacinamiento: 1.000%.

Es una habitación de 4x4 y hay conmigo unas 50 o 60 personas. Para las necesidades toca acá y eso nos afecta. La comida es deplorable. Hemos cometido delitos, pero tenemos derechos que nos protegen. Ojalá nos trasladen a los condenados, hacemos más tiempo, podemos descontar”, dijo un detenido.

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Ellos están en el viejo comando de la Policía de Usaquén. Ante la falta de espacio, los uniformados convirtieron las oficinas en celdas con capacidad para 10 personas transitorias.

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Lo que más les preocupa, es la seguridad de los vecinos, pues hace varios días algunos internos intentaron fugarse.

Detectamos que estaban taladrando la pared y logramos identificar esa actividad dentro de la celda”, agregó el mayor Ómar Páez, comandante de la estación de Policía de Usaquén.

La estación de la Terminal de Transportes de Bogotá también registra la misma situación: el hacinamiento supera el 200%.

“Aquí hay 38 personas privadas de la libertad entre condenados, detenidos y medidas domiciliarias para cumplir. Esas instalaciones son para 10 personas transitorias”, complementó la mayor Bibiana Alvarado, coordinadora de la Policía para las personas privadas de la libertad.

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En la estación de Policía de Engativá también se vive el infierno del hacinamiento, pues tiene una capacidad para 60 personas, de los cuales hay una capacidad superada de 150.

Luis Cubillos, habitante de la localidad de Engativá, pidió que se construyan más cárceles: “Es lo que hacen los políticos en campañas y lo hacen como promesa, pero nunca lo cumplen. Ahí hay gente inocente. No estoy de acuerdo con que saquen a los bandidos para que sigan delinquiendo”.

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