De la majestuosa Estrella Fluvial del Guainía nace el agua dulce de los principales ríos que vienen a recorrer gran parte de Colombia. Gracias a su importancia ecosistémica y cultural, fue declarada en el 2014 como sitio Ramsar, un acuerdo internacional que promueve la conservación. Sin embargo, hoy la minería ilegal y la deforestación amenazan a este lugar.
Allí donde las aguas blancas del río Guaviare se funden con las aguas negras del río Inírida y del Atabapo para formar el gran río Orinoco, uno de los más largos del continente, hay una de las mayores riquezas naturales del mundo.
La Estrella Fluvial del Inírida tiene bosques inundables y paisajes inolvidables. Uno de los mayores atractivos turísticos son los cerros Mavicure, el Mono y el Pajarito, que para los indígenas puinave tiene una gran importancia espiritual.
Las aguas de las 250.000 hectáreas de la Estrella Fluvial están llenas de historias ancestrales de las más de 20 comunidades indígenas de diferentes etnias y campesinas que allí habitan. Sus piedras talladas son evidencia de ello.
“La Estrella Fluvial es importante por su historia y todo lo que representa para las comunidades indígenas, pues ese es un territorio especial, las aguas son las carreteras, es la única manera como ellos pueden viajar de un sitio a otro”, señaló un líder ambiental del Guainía.
Publicidad
En el 2014, esta zona fue declarada zona de protección Ramsar debido a su importancia cultural y ecológica. Esta designación restringe actividades extractivas o de impacto ambiental. Sin embargo, hoy la realidad es otra.
La deforestación y la contaminación por minería ilegal son los mayores problemas que amenazan los paisajes de la Estrella Fluvial.
Publicidad
“En lo que va corrido de este año, la Armada de Colombia, ha logrado incautar en esta ruta del país cerca de ocho kilos de oro, los cuales habrían superado los mercados ilegales de los 2.000.000.000 de pesos”, indicó Adolfo Hernández, comandante de la Fuerza Naval de la Orinoquía.
La ilegalidad en la Estrella Fluvial, evidenciada por la Armada Nacional, hace necesario desarrollar alternativas locales sostenibles.
Justo al lado del río Orinoco hay otra iniciativa de turismo ecológico. Se trata de la Reserva Morú, con 2.500 hectáreas de bosque al borde del afluente que la organización Aroma Verde busca conservar. Liderada por el biólogo Fernando Carillo, la organización busca, con los indígenas de la zona, desarrollar un turismo ecológico sostenible. Y, además, generan ingresos con actividades como canopy, senderismo y aviturismo.
Y aunque varios allí siguen buscando nuevas formas de hacer un uso sostenible de su territorio, las organizaciones ambientales ven con preocupación que la minería ilegal gana terreno poniendo en riesgo a la Estrella Fluvial.
Publicidad
Según el líder ambiental Nicolás Latorre, "la generación de soluciones que disminuyan la sobreexplotación de recursos naturales requiere de alternativas productivas que incrementen los ingresos de todos y tengan bajo impacto en los ecosistemas como este santuario natural".
Publicidad