Al municipio de Necoclí, en el Urabá antioqueño, sigue la llegada masiva de migrantes en busca del sueño americano. La travesía es larga y muchas veces difícil; llegan de diferentes nacionalidades: haitianos, africanos, cubanos, venezolanos y brasileños en busca de mejores oportunidades para ellos y sus familias.
Algunos tienen el dinero para comprar un tiquete que los lleva hasta Capurganá e internarse en lo más difícil del trayecto, la selva del Darién.
En Necoclí, las calles están llenas de migrantes.
“Voy a cualquier país en busca de una vida mejor. Hay muchas personas y muchos amigos que me han dicho que este camino es muy difícil, pero tengo confianza en Dios”, dice un migrante haitiano.
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Caminando por el municipio se ven familias enteras, niños de brazos aferrados a sus padres, quienes esperan darles una mejor calidad de vida.
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“Llevamos tres días en Necoclí, un mes de travesía desde Surinam, ha sido todo difícil; pero bueno, creo que se está logrando el sueño, estamos muy inspirados, somos un grupo de 12”, cuenta Estevan Álvarez, un migrante cubano.
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En grupo, esperan luz verde para pasar hacia Panamá. Abordan una lancha cargados de esperanza, pero también de bolsas, colchonetas, comida y agua.
“Los haitianos que fueron ya me dijeron que tengo que comprar sopa, leche y jugo de limón en polvo, y tengo que comprar botas de goma, colchón, y tengo que llevar agua; tengo un galón de agua”, indica un haitiano.
A otros, les toca esperar en precarias condiciones en las calles. Aseguran no tener dinero para viajar.
“Somos una familia completa, prácticamente más de 30 personas, aparte de los niños. Aquí nos mojamos, no tenemos una fuente de ingreso para alimentación, nos toca salir del día a día a ver qué”, admite Zaida González, migrante venezolana.
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Se estima que en las últimas dos semanas unos 15 mil migrantes han pasado por esta zona de Colombia, situación que desencadenó una crisis sanitaria en la población.
Calamidad pública
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Tras la habilitación de un nuevo muelle que permite la salida de unos 1.600 migrantes por día, a la población sigue la llegada masiva de estas personas, por lo que se extendió la calamidad pública.
Desde que se tomó esa medida, también en el vecino municipio de Acandí, Chocó, en corregimientos como Sapzurro y Capurganá, las autoridades fortalecieron el control al tránsito de los migrantes que van hacia Panamá desde el Tapón del Darién.
Los niños y las mujeres en estado de gestación son los que más sufren en esta travesía.
Aferrados a una ayuda divina
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Orando a Dios, esa es la fortaleza que el haitiano Willie Foresta les trasmite a su esposa de seis meses de embarazo, a sus tres pequeños hijos y al resto de la familia que lo acompaña antes de internarse al Tapón del Darién buscando llegar a Panamá.
“Porque vamos a pasar un sitio que es muy peligroso, cuando Dios está con uno, no pasa nada”, expresa.
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Dice además que no tuvo otra opción, pues tras el asesinato de su presidente Jovenel Moïse, las cosas en Haití van de mal en peor.
“Todo el mundo se ve que el presidente murió, la gente estaba muriendo en las calles, la vida a uno no vale”, sentencia con esfuerzo en español.
En la ruta de los migrantes, Noticias Caracol llegó a un punto que se llama El higuerón, donde comienza el camino que interna a los migrantes al Tapón del Darién.
Hasta ese lugar solo pueden llegar los mototaxis y diferentes transportes que los transportan desde Capurganá, a unos 20 minutos. En medio de la trocha pasan niños, ancianos y mujeres embarazadas.
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“Muchos fallecidos que hay, muchos niños que pasan tremenda necesidad. Imagínese, nosotros, los mayores, que pasamos necesidad, esos niños, que pasan hambre, que pasan sed”, cuenta Odalis Ávila Santacruz, una migrante cubana.
Como ella, salió huyendo de su país el fisiatra cubano Antonio García, quien les pide a los gobernantes solidaridad para con los migrantes.
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“Buscar un canal humanitario para los migrantes que necesitamos continuar nuestro camino, queremos buscar el camino a la libertad”, pide.
Mientras él hace esa petición, el gobernador del Chocó dice que estarán atentos para que no se presenten violaciones de derechos humanos en ese recorrido.
“Tenemos que estar muy pendientes y expectantes para que no se vayan a presentar algunas situaciones de violación de derechos humanos, ahí hemos trabajado de la mano con las autoridades del país”, afirma Ariel Palacios Calderón.
En la última semana la Armada Nacional ha rescatado más de 20 migrantes que quedaron a la deriva por los llamados coyotes que los transportaban en horario nocturno por el Golfo de Urabá.
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Para evitar contagios de COVID-19, la Secretaría de Salud departamental envió 800 biológicos hacia el municipio de Acandí y otros 200 contra sarampión y rubeola, más otros 3.000 que llegarán en los próximos días.