La mina de níquel de Cerro Matoso que se encuentra en el sur de Córdoba es la más grande de Suramérica, pero, desde hace 20 años, las comunidades indígenas aledañas al lugar han denunciado afectaciones a la salud y al medio ambiente. El caso ha provocado fallos de la Corte Constitucional y compromisos de la empresa que, según los afectados, no se cumplen.
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La elaboración de innumerables artesanías, entre las que se destaca el sombrero vueltiao, uno de los símbolos de Colombia ante el mundo, es la principal actividad de la gente de Pueblo Flecha, un tranquilo cabildo indígena zenú ubicado en zona rural de San José de Uré, Córdoba.
Dairo Romero es un líder natural y sabedor ancestral de la comunidad. Desde niño, ha vivido en este territorio y ha tenido muy claro que Cerro Matoso , la mina de níquel y producción de ferroníquel más grande de Sudamérica es un vecino que consideran peligroso.
“Cerro Matoso iba avanzando y nosotros nos sentíamos todavía bien, porque teníamos fauna, teníamos todo, la flora, fuentes de agua, todo, y Cerro Matoso iba avanzando atrás de todas esas cosas”, dijo.
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Para Dairo, los problemas empezaron cuando intervinieron su principal fuente de agua, el Caño Zaíno, la desviación de sus aguas a cabo con el caño. Luego, la explotación minera arrasó con bosques y con ellos se fueron los animales.
“Se va el jaguar, se va la pantera, se va el conejo, el armadillo, se van las palomas, se va todo”, aseguró.
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Pero lo que más les preocupa es la calidad del aire que respiran y el agua que consumen. Para ellos, un ambiente contaminado con peligrosas mezclas que afectan su salud.
Mientras revisa el álbum familiar con su hijo, recuerda a su esposa Francia, la primera víctima que, según ellos, falleció por causas asociadas a la explotación minera.
“Eso sí me da tristeza, de verdad. Una de las víctimas más reciente es mi esposa, tiene siete meses de muerte, la mató un cáncer de pulmón a causa de la contaminación”, afirmó Dairo.
Sobre esta situación, Noticias Caracol habló con los voceros de Cerro Matoso, quienes dieron acceso a la mina para conocer el proceso de producción. Para ellos, las medidas que ordenó la Corte Constitucional se están cumpliendo a cabalidad.
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“Es importante mencionar que hicimos el plan de trabajo del Caño Zaíno, se le entregó a la autoridad ambiental, que ya aprobó esas acciones y esas actividades que se van a realizar, y estamos en este proceso”, Ricardo Gaviria, presidente de Cerro Matoso.
Frente al monitoreo de la calidad del aire, Gaviria asegura que tiene un sistema robusto para tal fin y que sus mediciones son abiertas a la comunidad.
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