En la memoria de un dron incautado a las disidencias de las FARC, las autoridades encontraron una imagen en la que se observa cómo el dron suelta una bomba sobre la estación de Policía de Anzoátegui, Tolima, a plena luz del día, mientras varios uniformados entran y salen del sitio. El explosivo impacta el techo del lugar dejando a un policía herido.
Uno de los uniformados que estaba prestando seguridad de guardia en una garita escuchó la primera explosión. Cuando él sale a averiguar qué estaba pasando cayó el segundo explosivo lanzado por los drones.
En uno de esos ataques, por poco el explosivo alcanza a un habitante de la zona y a la mascota de la estación.
“El día 17 de agosto sufrimos un segundo atentado, también con ataques a través de drones, y es ahí donde una tercera granada y posteriormente una cuarta granada cae. Las esquirlas todavía se pueden ver en el techo de la de la estación”, señala el coronel Fabio Ojeda, comandante de la Policía del Tolima.
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En tan solo un mes, las FARC realizó casi 10 ataques con bombas lanzadas desde drones en cinco municipios del norte del Tolima.
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Los atentados terroristas fueron ordenados por alias Iván Mordisco, uno de los jefes de la FARC que ejerce su dominio especialmente desde el Caquetá y que ahora busca retomar a sangre y fuego el norte del Tolima.
Para cumplir esa retoma guerrillera, el jefe insurgente designó a dos de sus terroristas más preparados, según relata el coronel Ojeda: “Alias Miller estuvo vinculado a ese ataque en el municipio de Jamundí (Valle del Cauca) y a la toma de Morales, la primera toma en el año (2024), y la evidencia física y los elementos materiales probatorios señalarían que también alias Pepe Sierra habría participado en el atentado en el municipio de Jamundí.
Explica el coronel Ojeda que alias Miller y alias Pepe Sierra, con 40 hombres más, llegaron el norte del Tolima a mediados de 2024.
“Tenía injerencia no solo el municipio de Anzoátegui, sino también en Santa Isabel, Murillo y Líbano, todos colindantes con el Nevado del Ruiz y el cerro de Santa Isabel. Ahí había montado toda una red criminal para el cobro de extorsiones, con cifras que oscilaban entre los 2 y los 10 millones de pesos. Extorsionaba a los comerciantes, a los lecheros, a los caficultores”, dice el coronel Ojeda.
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El ataque terrorista por parte de disidencias de las Far con drones a la estación de Policía de Anzoátegui empezó a generar pánico entre los habitantes del sector.
Muchos habitantes aseguraron que temían por las nuevas tomas guerrilleras que se puedan presentar, como las ocurridas años atrás.
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“La presencia de la guerrilla estuvo más o menos en 2008 o 2009, pero desde ese tiempo nosotros no vivíamos estos ataques. Vivimos el ataque guerrillero que duró tres días con explosivos como cilindros bomba, y el municipio de Anzoátegui vivió escenas muy escalofriantes. Volver a vivir un hecho como este, de verdad que nos da mucha tristeza, porque no queríamos que ninguno de nuestros hijos viviera estos hechos como los de hoy en día”, manifiesta un habitante de la zona.
¿Por qué las disidencias han querido controlar el norte del Tolima?
Para combatir a los criminales, el comandante de la Policía del Tolima, el coronel Fabio Ojeda, conformó un grupo élite que descubrió por qué este sector es importante para la guerrilla.
“Es un corredor estratégico para el tráfico de estupefacientes provenientes del suroccidente colombiano como Nariño, Cauca y Valle, y esto es paso obligado hacia la Costa Atlántica colombiana, donde están los puertos de salida de Barranquilla y Cartagena con destino a Europa y los Estados Unidos”, explica el coronel Ojeda.
Inicialmente, con sobrevuelos identificaron los escondites y campamentos de los criminales y detectaron que el cañón de Casa Roja es una de las zonas preferidas por alias Miller para movilizarse con sus hombres. Desde este sector planeaba todas las actividades ilegales como secuestros, extorsiones y también atentados terroristas. Además, desde ese punto se desplegaba hacia Santa Teresa, Murillo, Líbano, Parque de los Nevados y Anzoátegui.
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A través de redes sociales las disidencias reclutaban niños
Una agente de inteligencia descubrió que una joven de casi 24 años, señalada de ser la hijastra del guerrillero alias Miller, utilizaba las redes sociales para reclutar niños entre los 13 y 16 años. El objetivo de la joven guerrillera era utilizar a los menores de edad en la llamada retoma guerrillera del Norte del Tolima.
“A través de la red social Facebook, ellos convencían a los jóvenes en darle dinero en un valor aproximado de $1.400.000. Ellos pagaban todo, como útiles de aseo, la comida y demás. Totalmente el valor anteriormente mencionado era libre para estos jóvenes. A ellos les decían que podían conseguir novias, tener control de las armas, tales como radios, visores; tener el poder tanto de motos y de carros. Al momento de ser reclutados les enviaban el dinero; ellos tomaban un bus y se dirigían hacia el norte del Tolima, donde allí los esperaban los colaboradores de este grupo armado”, relata una agente infiltrada de la Policía.
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Y fue así como a Ibagué llegaron en los últimos meses al menos 20 menores de edad, que venían reclutados de diferentes partes del país y que terminaban en escuelas de instrucción en el Cauca. Allí también los convertían en pilotos de los drones de las FARC.
“Varios de ellos fueron enviados al departamento del Cauca a capacitarse en el manejo de drones, para posteriormente atacar las estaciones de Policía”, aduce el coronel Ojeda.
Luego, los menores llegaban a los campamentos guerrilleros en el norte del Tolima; allí eran recibidos por su jefa, la señalada hijastra de alias Miller.
La misma joven tomaba las fotografías a los niños y niñas recién llegados vistiendo uniformes y botas nuevas y hasta con las armas de fuego.
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Sin ningún temor, la supuesta hijastra de Miller publicaba esas fotografías en las redes sociales de la organización; información que confirmaron los investigadores tras la recuperación de varios niños y la aprehensión de un menor de 16 años encargado de manejar el dron y lanzar los explosivos a las estaciones de Policía de Anzoátegui.
En ese mismo operativo, la Policía incautó una fotografía tomada en el Parque de los Nevados y que había enviado alias Miller a su jefe alias Iván Mordisco como prueba de la retoma del norte del Tolima.
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Fue así como, por primera vez, los investigadores conocen el rostro de alias Miller. Luego aparece otra fotografía de alias Miller y alias Pepe Sierra tomando licor en un bar de Anzoátegui, Tolima, la misma zona donde ellos mataban y extorsionaban.
Además, el grupo élite de la Policía descubrió que a alias Miller le gustaba un ron en especial, fue así como, en una caja con botellas de licor, los investigadores le ocultaron un dispositivo de ubicación satelital.
“Este equipo nos permite ubicar las rutas por las cuales este personaje se desplazaba. Con esto lo que logramos fue ubicar las tropas del Ejército en sitios estratégicos y comenzar a generar una presión que nos permitiera llevarlo a un punto donde operacionalmente se dieran las condiciones más factibles para poder lanzar la operación sin que esto afectara a la población. Es así que logramos ubicarlo en uno de los puntos en Murillo, donde se encontraba en una finca”, especifica el coronel Ricardo Baquero, comandante operativo de la Policía del Tolima.
Tras un fuerte enfrentamiento con los comandos de la Policía y el Ejército, alias Miller murió. Allí También capturaron a sus escoltas.
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Días después, en las redes sociales de algunos allegados a alias Miller publicaron las imágenes del funeral y entierro del señalado jefe guerrillero.
Mientras tanto, en el norte del Tolima la Policía le daba otro golpe a la banda tras capturar a su cómplice, alias Pepe Sierra.
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“Hemos desarticulado dos frentes que querían llegar al Tolima: el primero fue el frente Jerónimo Galeano, que fue neutralizado en su totalidad; se capturó su cabecilla y a los demás integrantes provenientes del departamento del Cauca. Esta estructura pertenece a las disidencias de Iván Mordisco. Y el primero de noviembre se desarticula en su totalidad el Frente 26 de Marzo”, señala el coronel Ojeda.
La muerte de Miller y las capturas generaron tranquilidad entre la mayoría de los habitantes de esa región.
“De verdad que nos da a la comunidad mucha tranquilidad, porque notamos que no estamos solos”, asegura un habitante de la zona.
En estos cuatro meses de esta guerra declarada por las autoridades a las disidencias de alias Iván Mordisco, dice la Policía que se ha incautado por lo menos una docena de armas de fuego, han capturado a ocho señalados integrantes de las disidencias de las FARC y también han rescatado a por lo menos dos menores de edad. Un disidente ha muerto en combate.