Empezamos nuestro recorrido por Arauca en la finca El Topacio, una organizada empresa familiar liderada por Josué Castellanos, un curtido campesino dedicado al cultivo de plátano. Josué conoce desde abajo el negocio porque alguna vez fue cotero como sus empleados. Curiosamente estudió psicología, pero terminó en lo suyo, cultivando plátano hartón, y hoy tiene una de las fincas más prometedoras en zona rural de Fortul. Josué habla con orgullo de su humilde pasado y se considera un ejemplo para los campesinos de la región.
"He empezado con un elemento fundamental, ver la finca como una empresa y a partir de ahí la preparación para presentar la fruta en los distintos mercados, y eso requiere unas certificaciones en buenas prácticas agrícolas", afirma.
Él sabe dónde está parado y desde muy joven aprendió a convivir con la presencia de los grupos armados, eso no lo intimida y sigue adelante con su emprendimiento, porque cree que " a pesar del escenario de confrontación, de conflicto -porque desde tiempo atrás ha existido-, nosotros nos hemos mantenido en medio de esa situación, nos hemos mantenido como se dice en el camino del bien y eso nos ha permitido que una asociación social de plataneros como la nuestra sea reconocida en el territorio".
La mayoría de colombianos conoce la Arauca de las tomas guerrilleras, combates y sangrientos enfrentamientos, pero esta es otra la de los campesinos laboriosos que durante años han conformado organizaciones comunitarias, personas como Josué, que no se quedaron esperando a que el Estado les solucionara sus problemas, sino que iniciaron sus propios proyectos productivos y hoy están pidiendo pista, no solo en el mercado nacional, porque Josué cuenta que "hoy estoy certificado en la resolución 0448 del ICA como predio exportador en fresco y eso hace que nosotros vayamos tomando formación, disciplina para poder presentarnos a los mercados especializados".
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Y si hablamos de mercados especializados está el cacao. En Arauca se cultiva uno de los mejores del mundo. Los cultivadores araucanos han ganado dos veces seguidas el International Cocoa Awards, premio que se otorga en el salón del chocolate de París, un esfuerzo de gente como Hugo Castro, segunda generación de cacaoteros en Saravena.
Este proceso viene siendo apoyado por la Federación Nacional de Cacaoteros, que desde hace varios años cuenta con varias fincas de experimentación del grano, buscando los mejores rendimientos, dice Luis Alberto Castaño, jefe de Unidad Técnica de la Federación.
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"Aquí desarrollamos trabajos de investigación en lo que tiene que ver con la selección, conservación y evaluación de material regional de cacao, producción vegetal en lo que tiene que ver con semillas", explica.
En Arauca hay 17 mil hectáreas cultivadas, con 12 mil toneladas de producción al año. El cacao representa la esperanza de más de 7 mil familias, pero quizás uno de los beneficios más importantes fue el papel que jugó en el proceso de sustitución de cultivos ilícitos, Castaño vivó de cerca ese momento.
"De forma voluntaria querían remplazar ese cultivo porque les traía muchos problemas de orden público. En el año 2012 estuvo aquí en esta granja Santa Helena el ministro Rodrigo Pardo, declarando al Departamento de Arauca libre de coca gracias a ese trabajo que se hizo con el Gobierno nacional", recuerda.
Proyección hacia el futuro
Arauca, en medio de sus dificultades, problemas de orden público, corrupción de sus gobernantes, desarticulación de la región y del país por falta de vías terrestres, lucha por quitarse de encima el estigma de la guerra. Daniel Coronell está al frente de la Cámara de Comercio del Piedemonte Araucano. Él cuenta que allí adelantan una exitosa alianza entre la empresa privada, el gremio de los comerciantes, las organizaciones comunitarias y la Gobernación.
Es así como nació hace ya varios años un proyecto que le puede cambiar la vida a centenares de campesinos en la región. Está a punto de entrar en funcionamiento una moderna planta de procesamiento de plátano, con instalaciones ubicadas cerca al municipio de Fortul, y podría brindar más de 200 puestos directos y por lo menos 800 indirectos. Se trata de procesar el plátano y entregar productos industrializados que puedan competir en el mercado nacional y, desde luego, su socio estratégico es Venezuela.
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"La idea es poder llegar a los mercados internacionales con los productos que se producen aquí en Arauca, poder sacar plátano pelado y empacado al vacío para facilitar que perdure en el tiempo para el transporte y que llegue en óptimas condiciones", dice Coronell.
La Cámara de Comercio acompaña varios proyectos productivos en la región, brinda soporte técnico y capacitación a los pequeños empresarios para que saquen adelante sus emprendimientos, cuenta su presidente.
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"Nosotros hemos sido articuladores, hemos logrado juntar a los productores, a los comercializadores, a industriales, a otras personas que están en el mismo ramo para que hagan parte de esto también", afirma.
Pero todo esto no sería posible sin la rigurosa organización comunitaria. Giovanni Rueda representa al comité de Platanicultores de Arauca y dice que este ha sido un gran esfuerzo que finalmente está a punto de ver sus frutos. "Hoy estamos al borde de operar nuestra planta, que ha sido ese sueño desde hace tantos años, de nuestros campesinos, de nuestros padres, de nuestros agricultores para dejar de tener esas pérdidas que hemos tenido históricamente", comenta.
Los araucanos le piden al gobierno que los valoren en su justa medida, que ya no mire a su departamento como un escenario de guerra. Dirigentes, ciudadanos, campesinos, todos tienen puestas sus esperanzas en la paz total que ha planteado el presidente Gustavo Petro
y desde todos los rincones esperan que se pueda consolidar ese proceso. Saben que no es fácil, pero le recuerdan al primer mandatario que tienen un potencial agrícola y ganadero inmenso y solo necesitan una oportunidad para despegar.