El marroquí Walid Cheddira eliminó este martes a España del Mundial de Qatar 2022 cuando hace tan solo dos años estaba jugando el torneo amateur de fútbol sala de su parroquia junto a sus amigos, en su Ancona (noreste de Italia) natal.
La de Cheddira es una de esas curiosas historias que regala el fútbol. Nacido en Italia hace 24 años, en Loreto, una localidad de Ancona, capital de la región de las Marcas, el atacante marroquí, que también tiene nacionalidad italiana, juega en el Bari, de la Serie B, la segunda división del fútbol italiano, y es el máximo goleador de la categoría con nueve dianas.
Su pasión por el fútbol le viene de su padre, también futbolista, Aziz Cheddira, que militó en las ligas menores de Marruecos. El delantero no ha debutado todavía en la Serie A, pero ya ha disputado todo un choque de octavos de final de la Copa del Mundo, ante España, y tendrá la oportunidad de jugar los cuartos de final.
Después de dos años en el equipo de su localidad, en el Loreto, al que llegó con 17, en 2017 firmó por el Sangiustese, en la Serie D, el cuarto nivel del 'calcio'. Dos años más tarde, en 2019, llamó la atención del Parma, que se hizo con sus servicios pero que le cedió al Arezzo (2019), al Lecco (2020), al Mantova (2020-21) y al Bari (2021-22).
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Antes de hacerse un nombre en el fútbol, en 2020, entre cesión y cesión, volvió a Loreto para jugar con sus amigos un famoso torneo de fútbol sala de la localidad. Con 22 años, mientras regateaba con sus amigos del barrio, seguro que no imaginaba lo que estaba por llegar tan solo unos meses después.
Su última temporada, la 2021-22, fue su consagración como ariete en Italia. Convenció al Bari, que se hizo a título completo con su ficha, decisión que por el momento le ha salido rentable, pues Cheddira se coloca como máximo goleador en solitario con nueve goles y cuatro asistencias.
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Unas cifras que no pasaron desapercibidas para Hoalid Regragui, el seleccionador marroquí, que no dudó en contar con él para los amistosos previos al Mundial, ante Chile y Paraguay, una prueba de fuego en la que convenció a su seleccionador.
Con la posibilidad de jugar con la selección italiana presente, Cheddira lo tuvo claro en cuanto recibió la llamada de Marruecos. "En cuanto me llamaron no lo dudé. Confiaron en mí y por cultura personal siempre trato de corresponder a los que confían en mí. Acepté, sin ningún tipo de dilación ni cálculo", explicó hace unas semanas a 'Il Fatto Quotidiano' el jugador que, probablemente, esté ya en la agenda de algún club que juegue en una categoría superior.
Cheddira ha pasado de estar gambeteando con sus amigos de toda la vida en un torneo parroquial en 2020 a ser el 'cappocanoniere' de la Serie B y formar parte de la mejor generación de futbolistas marroquíes, esa que ahora disputará los cuartos de final de un Mundial por primera vez en su historia.