Los hermanos Avedaño destacan que lo que más les gusta de Colombia es el compañerismo y demuestran que pese a las dificultades es posible seguir adelante.
En Medellín la semilla del fútbol con sangre venezolana dice presente por partida triple.
Juan José, Juan David y Juan Daniel se roban la atención en Riquelme, un tradicional club de fútbol del barrio Manrique, en el nororiente de la ciudad.
"Los que más me gusta de Colombia es el compañerismo, aquí casi no pelean conmigo, yo con ellos hago amistad. Ah, y el respeto y la humildad", resalta Juan Daniel Avedaño, futbolista.
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Para los trillizos Avendaño Espitia construir el sueño de gol en un país ajeno ha tenido sus retos.
"En Venezuela en la edad de nosotros jugábamos como de a 6, acá no, acá ya jugamos de a ocho de a 11 y al toque. Allá si se quería ir solo, váyase solo", cuenta Juan José Avedaño, futbolista.
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Pero en todo desafío siempre hay una guía que acompaña.
"Ya vamos con ellos adelante, que son unos traviesos sí, pero hay que saberlos entender porque son niños", cuenta Jorge Arturo Arenas, su entrenador.
Los trillizos juegan como locales en el campo de la inocencia, la que no distingue de nacionalidades y que enseña el verdadero compartir.
"Cuando vamos de paseo siempre ellos llevan comida y siempre a todos les dan, no se amarran con nada", comenta Samuel Monsalve Vanegas, compañero.
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Los Avendaño Espitia se han ganado a la afición que festeja el desempeño de los talentos protagonistas en la Copa Atlético Nacional, torneo en el que actualmente compiten y en el que demuestran que pese a las dificultades económicas es posible soñar.
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