Al terminar el partido el pasado domingo, empate a cero con Patriotas en casa con un juego pobre del verdiblanco, la gente, en su derecho, reclamó de todas las formas posibles desde la grada. No era para menos. Habían asistido los de siempre, eso sí, creyendo que lo visto en Barranquilla -cuando caímos ante Junior por definición desde el punto penal- podría ser el inicio de un nuevo caminar. Pero no. No lo fue. Al contrario. El fútbol, la aplicación táctica del equipo y su entrega se quedaron en el Metropolitano porque a Palmaseca fue la misma escuadra predecible, sin dinámica, carente de orgullo y dignidad que ha logrado seis puntos de 18 posibles por Liga, lo que nos deja en el puesto 13 de la tabla.
Al menos esta vez logramos lo que antes no: sacar nuestro arco en cero (cosa que no ocurría desde el partido de ida de la final de la Liga Águila I). Pero, en contrapeso, por primera vez en doce encuentros no logramos cantar un gol.
Quedan 14 jornadas y estamos a tres puntos del cuarto lugar. Sí, es verdad, pero igualmente estamos a tres puntos del penúltimo y a cuatro del último. Menos mal el torneo colombiano tiene esta irregularidad y en cualquier momento podemos recuperar posiciones en la tabla, pero eso es contentarse con poco.
Vienen fechas clave para el Deportivo Cali en los dos torneos en los que todavía estamos con vida; dos partidos por Copa Águila ante nuestro rival de patio, que atraviesa una situación parecida a la nuestra entonces a su angustia por el descenso se le suma la necesidad de recomponer el caminado. Serán un par de clásicos dolorosos, a puerta cerrada, de necesitados, de elementos fríos. Me parece que ganará la llave quien le meta más voluntad, huevos y quien quiera dejar a su DT trabajar el resto de la temporada.
Publicidad
Por los lados de la Liga también vienen fechas duras, visita a Pasto, a Santa Fe (el líder) y cerraremos agosto, una vez más, contra el vecino en el Pascual. Tres visitas en donde, sí o sí, debemos sumar y con lo que nos cuesta, mamita querida.
Mejor dicho, la suerte de Cárdenas/Pautasso y sus muchachos será dictada por el América, pues, de no darse un resultado positivo en los duelos de Copa, habrán sellado un semestre para el olvido y no solo les costará el puesto, no, sino que también pone en alto riesgo la posibilidad de una reelección a los miembros del comité ejecutivo actual y su presidente, Álvaro Martínez.
Publicidad
En el Cali hay muchos rumores y de todo tipo. Hablan de sindicato de jugadores, de falta de credibilidad y mandato; de aspirantes a presidente rondando las sedes con algo más que intenciones políticas e incluso de promesas. No pertenezco a la interna del club por ello no sé si lo que se dice sea cierto o una estrategia para distraernos de la realidad: el Cali, hoy por hoy, carece de un líder de verdad, uno que pueda unir a veteranos y canteranos en un solo equipo, uno que aclare las jóvenes mentes de nuestro talento y que, así sea obligados, los lleve a buscar aquello por lo que día a día nos levantamos los hinchas a alentar: salir campeón de todo lo que juguemos.
Cardenas/Pautasso, como directos responsables y Álvaro Martínez, como cabeza de la institución, deben ponerse serios con los muchachos porque no podemos seguir con esta actitud que se ha tornado en todo un clásico en la institución y es la de, en momentos clave, salir a jugar un partido y no a ganarlo, como debería ser.
Hace más de 35 años soy hincha del Cali y, gracias quienes me leen así como a Hinchas Deportivo Cali, Futbolete, Rincón Azucarero, Futbolred y GolCaracol, he podido escribir mis opiniones en diferentes espacios por más de seis años.
Revisando los archivos encontré que esta entrada que leés se ha repetido al menos una o dos veces por año desde el 2012, aunque la situación no es que sea de esos años, no, viene de antes, mejor dicho, todo un déjà vu verdiblanco.
Publicidad
En los textos cambian los nombres de directivos, del DT (con mayor frecuencia de la que uno quisiera en un equipo de fútbol) y de uno que otro jugador. Muchos de ellos se han ido ya del club, otros volvieron, pero las dudas (y deudas deportivas) siguen. Sigue ese trotecito maluco cuando hay que correr, sigue la perdida de balón sin justificación ni esfuerzo por recuperarlo. Recuerda uno esa época de saques cortos del arquero y las vueltas con la pelota por todo el campo sin pasarla a los delanteros cuando necesitábamos goles. Mirada al cielo con los brazos abiertos y la pregunta, ¿ahí qué? ¿Hasta cuándo?
La Suramericana se fue, la Copa está en juego y en Liga vamos con un precario 30% de rendimiento. El momento para darle vuelta a todo es ahora. Dependemos de la determinación de nuestros directivos, del temple y dignidad de nuestra dupla técnica, pero sobre todo del profesionalismo y voluntad del 100% de la plantilla, ¿es muy difícil comprometerse con eso?
Publicidad
La hinchada, como se vio el domingo, respondió, así que responsabilidad nuestra, como tal, no es.
Deportivo Cali, ¿qué estamos esperando?
Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.