Novak Djokovic, víctima de la magia de Laslo Djere: así fue el mejor punto del partido, en US Open
¡De no creer! El público presente quedó boquiabierto, Novak Djokovic no supo ni cómo reaccionar y Laslo Djere lo celebró con toda, después de su maravillosa definición.
Laslo Djere y Novak Djokovic, luego de su partido en el US Open 2023
Bordeando una de sus eliminaciones más inesperadas, Novak Djokovic levantó la noche del viernes dos sets en contra para vencer a su compatriota serbio Laslo Djere en la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos.
Djokovic, que pelea por agrandar su récord de 23 trofeos de Grand Slam, atravesó todo un calvario para batir a Djere, número 38 de la ATP, por 4-6, 4-6, 6-1, 6-1 y 6-3 en un duelo que terminó a la una y media de la madrugada de Nueva York.
En su expediente en los Grand Slams, la última eliminación de Djokovic antes de octavos fue en la segunda ronda del Abierto de Australia de 2017.
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En medio del asombro y la emoción de las gradas de la mayor pista del mundo, Djokovic se asomó a una derrota que hubiera acabado con el sueño de los aficionados de revivir una nueva gran final entre el serbio y el prodigio español Carlos Alcaraz.
"Ha sido uno de los partidos más duros que he jugado aquí en muchos años", reconoció Djokovic. "Enorme mérito a Laslo por jugar uno de los mejores tenis que le he visto".
El espigado tenista serbio, de 28 años, desplegó desde el principio un tenis valiente para júbilo de los casi 24.000 aficionados, que no esperaban disfrutar de esta batalla de tres horas y 45 minutos.
Djere, en cuyo expediente figuran dos trofeos de ATP en arcilla, exhibió el carácter con el que desarrolló su carrera sobreponiéndose a enormes desgracias personales.
Cuando tenía 16 años perdió a su madre por un cáncer de colon y con 23 a su padre por la misma enfermedad. Djere siguió adelante con su carrera y un año después les pudo dedicar su primer título de ATP en Rio de Janeiro.
Novak Djokovic, tenista serbio, en medio de un partido en el US Open 2023
AFP
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El serbio, que nunca ha llegado a octavos de Grand Slam, comenzó el duelo en estado de gracia, ajustando con precisión quirúrgica un buen número de golpes que dejaban a Djokovic sin respuesta.