El emir de Qatar, Tamin bin Hamad al Thani, aseguró este martes que desde que su país fue elegido para albergar el Mundial, se ha visto "sometido" a "una campaña (en contra) sin precedentes a la que ningún país anfitrión se ha enfrentado" en la historia.
"Desde que obtuvimos el honor de albergar el Mundial, Qatar se ha visto sometido a una campaña sin precedentes a la que ningún país anfitrión se ha enfrentado jamás. Inicialmente, tratamos el asunto con buena fe, e incluso consideramos algunas de las críticas como positivas y útiles para ayudarnos a desarrollarnos", indicó el emir en un discurso en la inauguración de la sesión anual del Consejo de la Shura.
"Pero pronto nos quedó claro que la campaña tiende a continuar y expandirse para incluir invenciones y dobles raseros que fueron tan feroces que lamentablemente ha llevado a muchas personas a cuestionar las verdaderas razones y motivos detrás de esta campaña", aseveró el monarca.
Durante años y especialmente en los últimos días, a menos de un mes del inicio del Mundial, numerosas organizaciones internacionales han recordado el historial de Qatar de abusos laborales durante la construcción de los estadios, así como la represión contra el colectivo LGTBI, documentado por ONG como Amnistía Internacional o 'Human Rights Watch'.
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Sin embargo, Qatar ha salido a la defensa de estas acusaciones en los informes, diciendo en muchas ocasiones que son "categóricamente falsas".
"Ser sede del Mundial incorpora varios elementos que forman los componentes de credibilidad y capacidad de influir positivamente, esto se manifiesta al aceptar el desafío e integrarlo en nuestros proyectos y planes de desarrollo nacionales, así como a nivel de capacidades económicas, de seguridad y administrativas, y al nivel de la apertura civilizada y cultural", señaló el emir en su alocución.
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Agregó que acoger el Mundial es "una ocasión en la que retratamos quiénes somos, no solo en términos de la solidez de nuestra economía e instituciones, sino también en términos de nuestra identidad", indicó.
Al final de su discurso, señaló que continúan con el trabajo, "cada uno desde su posición, para elevar el nombre de la nación, y abramos nuestros brazos para recibir a todos para que el mundo sea testigo de la cálida hospitalidad y generosidad de los cataríes".
Hace exactamente 20 años, la Copa del Mundo llegó a territorio asiático por primera vez, más precisamente a Corea del Sur y Japón. Además, es la primera vez que un país árabe y de mayoría musulmana tiene la organización del certamen.