La leyenda de fútbol checoslovaco Antonín Panenka, de 71 años, que fue ingresado el miércoles por COVID-19 en una unidad de cuidados intensivos (UCI) , se encuentra "estabilizado" aunque con respiración mecánica, informó hoy el club Bohemians 1905, del que es presidente honorífico.
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"El presidente del club se encuentra estabilizado y hoy será trasladado a un hospital de Praga, donde será tratado bajo la supervisión de su doctor de cabecera", explicó a Efe un portavoz del Bohemians.
Panenka fue ingresado hace dos días en el hospital general de Benes, a 46 kilómetros de Praga, en donde se le diagnosticó COVID-19, y posteriormente fue llevado a la UCI. Tras dos días de incertidumbre, el exfutbolista ha salido del peligro y confía en su recuperación, según ha comunicado al club su mujer, Vlasta, que se encuentra a su lado.
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"Tonda dice que va a luchar y que tiene mucha ilusión de volver a la normalidad", cita el club en un comunicado a la esposa.
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Aunque se encuentra estabilizado, Panenka necesita "suministro de oxígeno" de forma mecánica, continúa el comunicado del Bohemians, que precisa que el jugador todavía "respira mal y tiene una fuerte tos".
Panenka comenzó su carrera deportiva en el Bohemians en 1968 y disputó 678 partidos con el equipo verdiblanco hasta 1981, cuando fichó por el Rapid de Viena, el club en el que terminó su carrera en 1985. Fue internacional con la selección de la extinta Checoslovaquia en 59 ocasiones, en las que marcó 12 goles.
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Antonín, conocido por su inconfundible bigote, se convirtió en una estrella cuando marcó un penalti de un golpeo suave y picado por el centro en la final de la Eurocopa de Yugoslavia de 1976. Ese tanto le dio el título a su país en la final contra Alemania y a él un lugar en la historia del fútbol al bautizar uno de los lanzamientos desde los once metros más imitados y arriesgados. EFE