Las jugadoras de las selecciones femeninas de fútbol de Gran Bretaña, Chile, Estados Unidos, Suecia, y Nueva Zelanda hincaron la rodilla en el césped antes de comenzar este miércoles sus respectivos partidos en los Juegos Olímpicos de Tokio como señal de protesta contra el racismo.
Esto fue posible gracias a que el Comité Olímpico Internacional (COI) permitió que los atletas hagan expresiones de tipo político, solidario o social en el terreno de juego, siempre que se dé antes del inicio de la competición o su presentación.
Eso siempre que la expresión o el gesto sea coherente con los principios fundamentales del Olimpismo.
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Gran Bretaña y Chile fueron las primeras en hacerlo en el estreno de la competición. Y ambas selecciones dejaron un momento histórico en unos Juegos. Se arrodillaron antes del pitido inicial como protesta contra el racismo. Un gesto que popularizó Colin Kaepernick, exjugador de fútbol americano con los San Francisco 49ers, al hacerlo en 2016 durante la interpretación del himno de Estados Unidos.
El gesto le costó su puesto en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) y se universalizó como reivindicación después del asesinato en Mineápolis del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco el 26 de mayo de 2019, dentro de la protesta ‘Black Lives Matter’ -Las vidas de los negros importan, en castellano-.
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A ellas le siguieron Suecia y Estados Unidos en los prolegómenos del partido que acabó 3-0 y en el último encuentro de la jornada hizo lo propio Nueva Zelanda así como las colegiadas, aunque las futbolistas australianas se mantuvieron de pie, abrazadas.
Tampoco optaron por arrodillarse China, Brasil, Japón, Canadá, Zambia y Países Bajos.