Luisa Agudelo tiene 17 años de edad, acaba de jugar su tercera Copa del Mundo, ganó la Liga Femenina de Colombia con el Deportivo Cali y se proyecta como la dueña del arco del combinado nacional de mayores.
Sin embargo, no todo han sido páginas gloriosas para ella en el fútbol, ya que la portería fue su última opción si se tiene en cuenta que empezó siendo atacante y luego zaguera, posiciones en las que fue víctima de ‘bullying’, según recordó en ‘Los informantes’, programa de Caracol Televisión, Juan José Yepes, su entrenador de la época,
“La niña llegó al fútbol a los 8 años de edad diciendo que era delantera, pero no tenía esa habilidad técnica para transportar el balón, eludir rivales o hacer goles. La retrocedimos a la defensa, pero esa brusquedad y esa fuerza que tenía podía ocasionar muchos penaltis”, comentó el estratega.
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Luisa Agudelo, víctima de burlas en el fútbol
El entrenador recordó que antes de ser arquera, los rivales se mofaban de la hoy figura en Selección Colombia, pues no le veían condiciones.
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“Se le burlaban por ser niña y por lo tronquita”, recordó su formador.
Y agregó que finalmente la envió a la portería y que allí la historia cambió: “Mi padre recomendó ponerla en el arco a ver qué pasaba y en el arco daba presencia e intimidaba a los rivales”.
Ya en esa posición, Agudelo fue subcampeona del Mundial Sub-17 de 2022, llegó hasta cuartos de final en la Copa Sub-20 de 2024 y recientemente salió en primera ronda del Mundial Sub-17 de República Dominicana.
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Pese a ello, la deportista dijo en el mismo programa querer más: “He jugado 3 mundiales y qué he ganado, nada… A mi mamá quiero comprarle su casita, su finquita, que andemos en mera camioneta… Quiero cumplir todo”.
Luisa Agudelo fue campeona en deporte distinto al fútbol
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Alba Morelo, madre de la joven, también fue consultada por los ‘Los informantes’, donde contó que la menor era muy inquieta en su infancia y que por ello la vinculó al deporte.
“Cuando Luisa tenía 7 años teníamos que frenarla y quemarle toda esa energía que tenía… Se pasó de un balcón a otro en un apartamento, era insoportable. Por eso empezó a practicar patinaje”, relató.
En ese sentido, la hoy guardameta agregó que era tan competitiva que se brilló en esa disciplina: “Me compran mis patines, me iba a practicar todas las tardes y hasta gané un campeonato de patinaje”.
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Sin embargo, cambió las ruedas por el balón gracias a una coincidencia con Sheila, su hermana mayor y quien era la futbolista de la familia: “Un día me fui con ella a un partido amistoso, faltaba un jugador y me metieron a mí”.