La Selección Colombia, entre el calor de la gente y la ilusión de ganar: hay fiesta en Barranquilla

Cinco partidos oficiales sin anotar, cuatro puntos de 15 posibles en las últimas presentaciones y dudas en el estilo de juego podrían llevar a pensar lo peor. Sin embargo, eso no importa en Barranquilla, donde el amor por la Selección Colombia no conoce de límites y así se ha visto reflejado a lo largo y ancho de la ciudad.A pocas horas del partido clave frente a Perú, por la fecha 15 de las Eliminatorias Sudamericanas, en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, no hay otro tema de conversación que no sea la 'tricolor". Y es que el sueño de clasificar al Mundial de Catar 2022 está intacto o, al menos, esa es la imagen que se proyecta en las calles.Optimismo, ilusión, fe, apoyo y mucho más se siente por parte de la gente. Basta con ir al hotel de concentración del combinado patrio. Allí, decenas de personas dicen presente no solo con el fin de conseguir alguna foto o autógrafo, sino también de transmitirle su amor y empuje a cada uno de los convocados por Reinaldo Rueda.Estar del mismo lado es fundamental y así lo entienden las partes implicadas, llámese cuerpo técnico, futbolistas, aficionados, en fin. Por eso, el ambiente está a tope, conscientes de que después habrá tiempo para el análisis y quizá la crítica, pero, por ahora, lo único que importa es sumar los tres puntos ante un rival directo.Llegó la hora de la verdad. Razón por la que mensajes como "si se puede", "siempre con mi Selección", "a ganar", "tenemos buenos jugadores", entre otros, son comunes de escuchar. Si algo nos caracteriza a los más de 50 millones de habitante en Colombia es que nos unimos cuando la 'tricolor' salta a la cancha y esta vez no es la excepción.Aún no ha sonado el pitazo inicial y Barranquilla ya volvió a reconfirmar por qué es llamada como ' la Casa de la Selección Colombia'. Habrá diferencias, disgustos, molestias, quejas y más, pero al fin y al cabo cuando la 'tricolor' salta a la cancha o está cerca de hacerlo, lo demás se olvida y aparece esa habitual voz de apoyo.