Fue un duelo intenso, de juego fuerte, de ida y vuelta, de jugadas emocionantes, de infarto, pero en medio de toda esa efervescencia, James Rodríguez volvió a mostrar ímpetu en la cancha, ese carácter, que por poco le cuesta una doble cartulina amarilla, pero como buen capitán, lideró el barco, y hasta sufrió y lloró en los minutos finales. La Selección Colombia puso su nombre en la gran final de la Copa América 2024.
Como ha sido toda su participación en el certamen de la Conmebol, el '10' de la 'tricolor' apareció en los momentos indicados, en los que la Selección necesitó de su magia, de su fútbol, de esa zurda mágica; así como en un centro de esquina que sirvió para que Jefferson Lerma se levantara en el área y conectara el balón con rumbo a la red frente a Uruguay y así decretar el único tanto del compromiso en el Bank of America Stadium.
De otro lado, el capitán mostró carácter, no dudó en tirarse al piso cuando tocó, recuperar balones ante la intensidad de juego de los uruguayos, sobre todo cuando la 'tricolor' se quedó con 10 hombres tras la expulsión tempranera por doble amarilla del lateral, Daniel Muñoz.
Publicidad
Tampoco le faltó la voz de mando y hasta le 'sacaron la piedra', esto porque el árbitro del compromiso, el mexicano César Ramos, le dio continuidad a una jugada mientras su compañero Richard Ríos se quejaba del dolor en el césped de juego.
Esta reclamación le costó la tarjeta amarilla al actual futbolista del Sao Paulo, de Brasil, y en otra acción se vio comprometido por hacer una dura falta, que por poco, le hubiese costado otra cartulina. A raíz de que tenía las pulsaciones a mil, Néstor Lorenzo, director técnico del combinado de nuestro país, decidió sacarlo del campo de juego.
Publicidad
Así fue como al minuto 63, Rodríguez Rubio fue sustituido y en su lugar ingresó Kevin Castaño. De esa forma, Lorenzo cuidó a James pensando en la gran final frente a Argentina del próximo domingo.
Lo cierto es que el '10' vivió lo que quedó del partido frente a la 'celeste' en el banco técnico, lo sufrió, se le vio nervioso, y también alentó a sus compañeros. No paró de animar a cada uno de ellos, le mandó la mejor energía. Hasta lloró, se le vio emocionado, que hasta tuvo que ser consolado.
Así las cosas, ahora a James y compañía le queda la última batalla, la final frente a Argentina, por lograr la tan anhelada gloria continental, por soñar con la segunda Copa América en la historia de nuestro país, esto tras 23 años.
Publicidad