Cuando el colectivo no aparece, se espera que las individualidades hagan de las suyas, y el partido de este martes 12 de septiembre, entre la Selección Colombia y Chile , era uno de esos casos. Las Eliminatorias Sudamericanas recién están empezando y, por eso, los equipos toman más precauciones de las habituales. Se suelen ver planteamientos muy tácticos, cerrados y llenos de cuidado.
Entendiendo esto, la 'tricolor' puso sus monedas en Luis Díaz. Con su técnica, velocidad, potencia, magia, regate y explosividad, se podrían lograr cosas interesantes, confundiendo a la defensa rival. Y así lo intentó desde el pitazo inicial. De hecho, solo le bastaron dos minutos para que probara, por primera vez. Tomó la pelota, se hizo el espacio, encontró su perfil y sacó un potente derechazo.
Esa acción invitaba a soñar y a ilusionarse con una buena actuación de 'Lucho'. Sin embargo, no fue así. Contrario a lo que muchos imaginaban, fue tal vez la única que creó. A partir de ahí, 'la Roja' tomó cartas en el asunto. Mostrando un orden impresionante en zona defensiva, haciendo marca escalonada y siempre ubicando un hombre para que le hiciera seguimiento, lograron bloquearlo.
Por momentos, el guajiro intentó otras cosas, como cambiar de punta o tirarse más hacia el centro; pero nada de esto dio resultado. Tal fue el desespero que se le vio reaccionar de una manera no tan habitual. Cuando se jugaba el minuto 54 y en una disputa de pelota, abrió el brazo y golpeó fuerte la humanidad Diego Valdés, quien cayó al suelo retorciéndose de dolor. ¿Era expulsión?
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Todos los jugadores chilenos le protestaron al árbitro Jesús Valenzuela, pidiendo la tarjeta roja. No obstante, el juez central decidió que solo era para amarilla. Extraño ver a Luis Díaz en esas, pero, de seguro, también fue producto de la frustración. Y es que por más de que intentó y batalló por uno y otro costado, no logró descifrar la estrategia y fórmula que aplicó el conjunto austral.
Las cosas no se le dieron a Luis Díaz, en esta ocasión, es cierto; sin embargo, no se puede poner en duda la calidad que tiene y, mucho menos, su 'peso' e importancia en el equipo. Todos sabemos que cuando frota la lámpara es capaz de hacer magia y jugadas impensadas. Nuevas oportunidades vendrán y, para ello, 'Lucho' se preparará porque el objetivo es claro: ir al Mundial del 2026.
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