El entrenador del Eintracht Frankfurt, Oliver Glasner, está ante el reto de lograr que su equipo se transforme de cara a la disputa de la supercopa europea ante el Real Madrid, tras haber sido triturado en casa por el Bayern con un 1-6 en su debut en la Bundesliga.
Glasner ha hecho ya un primer diagnóstico de lo ocurrido. "Con los dos primeros goles perdimos la cabeza, pensamos que teníamos que descontar de inmediato", dijo sobre el partido.
El resultado fue que, agregó, "el Bayern tuvo el espacio" que les dejaron libre "y lo aprovecharon de forma implacable" y el Eintracht no encontró respuesta ante la velocidad de los delanteros bávaros.
"Ahora, tenemos el miércoles la posibilidad de hacer mejor las cosas ante el Real Madrid", concluyó Glasner.
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Como es normal en un entrenador, Glasner no ha entrado públicamente en detalles sobre todo lo que falló ante el Bayern ni tampoco ha abordado lo que no funcionó antes de los dos primeros goles, que llegaron en situaciones con balón parado, cuando su equipo ya parecía contra las cuerdas. Sin embargo, hay claves de la derrota que son evidentes.
En primer lugar, es bien conocido que un elemento clave del Eintracht es el trabajo ofensivo de sus dos carrileros, Filip Kostic y Ansgard Knauff. Ante el Bayern en la primera parte, cuando se produjeron los primeros cinco goles, los dos estuvieron demasiado ocupados en tratar de apagar incendios en defensa por las bandas para poder hacer algo en el ataque.
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En el centro del campo, el Bayern logró que Mario Götze prácticamente nunca tuviera tiempo de girar tras recibir la pelota. Y, adelante, el colombiano Rafael Borré parecía que no estuviera en el campo.
Además de esos detalles hubo un problema central que fue que el Eintracht no soportó la presión adelantada del Bayern en los primeros minutos, cuando pareció casi absolutamente incapaz de sacar el balón de su propia mitad. La pelota siempre volvía y los ataques del Bayern se sucedían unos a otros y terminaron traduciéndose en goles que hubieran podido ser más.
Algo increíble en medio del desastre fue la actitud del público en el estadio del Eintracht que no paró de cantar los 90 minutos. El júbilo que produjo la campaña en la Liga Europa que culminó con la conquista del título parece intacto, al menos entre la afición.
"Pese a todo, en cinco días viene la Supercopa y queremos ganarla", dijo Glasner tratando de sacudirse el fango de la derrota.
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Ya en la segunda parte hubo algunas decisiones que dejaban claro que Glasner ya estaba pensando en el Madrid como la salida de Kostic, en el minuto 74.
Glasner dio dos explicaciones sobre esa decisión. Una en broma, al decir que quería que Kostic estuviera en forma cuando empiece la temporada en Italia -al jugador se le asocia con el Juventus- y otro en serio al explicar que quería reservarlo para el partido contra el Real Madrid.
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La disposición más conservadora que mostró el Eintracht en la segunda parte - querer remontar era ingenuo-, ayudó a evitar una debacle más grande.
En el análisis de Glasner con respecto a la primera parte apareció con frecuencia la palabra "ingenuidad" y la idea de que el Eintracht había querido demasiado. Es de esperar que ante el Madrid el Eintracht salga con un planteamiento más precavido.
También es posible que haya algunos cambios en el equipo. Kamada y el argentino Lucas Alario, por ejemplo, se ofrecen como alternativas a Jesper Lindström y Borré. También el delantero franés Randal Kolo Muani, que dio una buena impresión en la segunda parte y marcó el único gol del Eintracht, puede ser un candidato.