Mohamed Salah está acostumbrado a frotar la lámpara para que ocurran cosas dentro del campo y no es tan habitual que lo haga para que sucedan fuera de él. Pero el egipcio, en un acto de valentía, se lanzó a elegir un rival para la final de París: "Quiero al Real Madrid". Dicho y hecho. Deseo cumplido.
La pregunta se la hizo Rio Ferdinand en el césped de El Madrigal, tras eliminar al Villarreal en semifinales y estar a 24 horas de conocer quién sería su rival en la capital francesa. "¿A quién prefieres?", le abordó Ferdinand. "Personalmente quiero al Real Madrid", dijo Salah, consciente de las rencillas sin resolver que quedan.
"¿Por algo en especial?", prosiguió Peter Crouch. "Porque perdimos una final contra ellos", respondió el delantero, dejando escapar una risa en la que se vio reflejada la jugada que cambió su final en 2018. Una falta en el minuto 25 de Sergio Ramos que le lesionó el hombro y que, entre lágrimas le obligó a marcharse a vestuarios. Uno de los mayores borrones de la carrera de Salah, que además llegó tocado al Mundial de Rusia unos meses después y apenas pudo ayudar a Egipto.
Salah tiene una espina clavada. Una tan grande que no se quitó ni un año después cuando, con un gol suyo, el Liverpool derrumbó al Tottenham Hotspur en el Wanda Metropolitano y se alzó con la sexta Copa de Europa de su historia. Tampoco le ayudó caer en los cuartos de final de la temporada pasada, pero el escenario era diferente. No era una final y aquel tampoco era el mejor Liverpool. Ahora se miden en igualdad de condiciones y en una temporada en la que el africano va camino de la Bota de Oro de la Premier, de discutir a Karim Benzema el Balón de Oro y de ganar un póker de títulos inédito.
Publicidad
Sus ganas de venganza estallaron nada más pitar Daniele Orsato el final en el Santiago Bernabéu. Un tweet corto, pero certero, apareció en sus redes sociales. "Toca saldar cuentas". Las tres fotos que lo acompañaron rebajaron la tensión, pero no borraron unas palabras que huelen a sangre.
Salah quiere medir el potencial del Madrid y olvidar cuatro años después lo que ocurrió en el césped de Kiev. Sin Ramos de por medio, pero con la institución a la que culpa de que aquella final nunca cayera del lado 'Red'.
Publicidad
Esta llegará en un punto clave también de su futuro. Su contrato termina el 30 de junio de 2023 y aún no ha llegado a un acuerdo de renovación con el club. Ha habido pullas entre su agente y Jürgen Klopp y este siempre ha intentado mantener la situación bajo control, mostrando su cariño al egipcio y su predisposición para que se quede.
Su deseo también es renovar, pero lo único que ocupa su cabeza ahora mismo es ese 28 de mayo en París contra el Real Madrid. El día para sanar el hombre y el corazón herido.