El español Jon Rahm abrió fuego este domingo contra el estadounidense Scottie Scheffler, número 1 del mundo, un duelo que desató la locura en Romay que se presentaba como el mejor partido posible de la Ryder Cup que llegó a esta última jornada con clara ventaja europea (10,5 a 2,5).
Eran cerca de 50.000 la personas que se esperaban en el día definitivo que decidía el ganador de una Ryder comandada por los europeos, en concreto por un Jon Rahm que se medía a Scheffler en el primero de los 12 duelos individuales de este domingo y que podía acercar el título a los europeos, que además no pierden en casa desde 1993.
Y eso provocó que, desde primera hora de la mañana, Roma notara la fiebre del golf. Los trenes para ir al Marco Simone amanecieron colapsados, con la gente aglutinada en los pasillos y con algunos intentando hacerse hueco desde fuera empujando. Todo por llegar con tiempo suficiente al Marco Simone en el que se celebra esta competición.
El Hoyo 1, desde el que Rahm y Scheffler, los máximos atractivos, dieron el pistoletazo de salida, se convirtió este domingo en el lugar de peregrinaje casi único de las masas , agitadas por la fuerte música que pareció por un momento convertir el golf en una especie de festival veraniego aprovechando el calor romano.
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Porque aunque a Patrick Cantlay no le haya apetecido llevar gorra durante todo el torneo, generando una polémica sobre si era una protesta por no ser pagado en un torneo tan mediático que él mismo desmintió, es el complemento más utilizado. Pocas valientes sin gorra o sin paraguas se han atrevido a pasear por el Marco Simone en busca de un sitio desde el que ver los partidos. Algunos se quedarán en un mismo sitio esperando que lleguen los golfistas, mientras que otros escogerán un partido y lo seguirán caminando.
La tienda gigante aglutinó miles de personas que querían llevarse un recuerdo de su paso por la capital del golf en 2023. Una gorra, un chaleco, un polo, una bola...
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Eso sí, el número de clientes en tienda, abierta desde las 6.15 de la mañana recibiendo a los clientes más madrugadores, descendió claramente, pese a seguir muy concurrida, sobre las 9.30 de la mañana, el momento justo para ir en busca del mejor sitio.
La última jornada de la Ryder Cup, marcada de nuevo por las altas temperaturas, colapsó esta mañana con las riadas de gente que llegaron desde primera hora de la mañana. Una jornada que igualmente iba ser multitudinaria, por supuesto, pero que claramente fue condicionada por el Rahm-Scheffler, un duelo por todo lo alto que desató la locura en Roma. Europa lidera y acaricia el título; Estados Unidos sueña con la gesta.