River Plate y Boca Juniors, los dos clubes más grandes del fútbol argentino, atraviesan momentos muy delicados: eliminados en octavos de final de la Copa Libertadores, sin fichajes de envergadura y con un desempeño irregular en el torneo doméstico, ambos equipos están muy lejos de su mejor nivel.
Como todas las rivalidades futbolísticas, River y Boca son vasos comunicantes. El éxito de uno impacta en las emociones del otro, pero últimamente ninguno de los dos tiene motivos para muchas alegrías.
Desde que empezó el mes de junio, el Millonario suma dos triunfos, tres empates y otras tres derrotas en partidos oficiales, mientras que el Xeneize acumula en el mismo período cuatro victorias, dos empates y tres derrotas.
LA "OBSESIÓN" DE BOCA CON LA LIBERTADORES
Publicidad
La derrota este martes en la tanda de penaltis ante Corinthians (5-6), luego de cosechar sendos empates sin goles en los partidos de ida y de vuelta, fue la gota que colmó el vaso para la dirigencia de Boca, que optó por despedir a Sebastián Battaglia como entrenador y nombrar al técnico del reserva, Hugo Ibarra, como interino.
Tras su destitución, marcada, entre otros factores, por las críticas a la falta de refuerzos en esta ventana de fichajes, Battaglia manifestó que la Copa Libertadores "se ha convertido en algo obsesivo" para el Xeneize, uno de los clubes más laureados de la competición con seis campeonatos en su haber.
Publicidad
"La Copa Libertadores era un objetivo, pero desde 2007 no se gana. Han pasado muchos entrenadores y nadie tiene la fórmula del éxito, (pero) se ha convertido en una obsesión y sin duda termina siempre pagando el entrenador. Son las reglas del juego", aseguró Battaglia este jueves tras despedirse de los jugadores.
El entrenador santafesino, que ocupó el cargo durante 323 días, con un balance de 29 triunfos, 16 empates y 10 derrotas, sumó dos títulos a las abultadas vitrinas de Boca durante su etapa como director técnico: la Copa Argentina en 2021 y la última Copa de la Liga Profesional.
Un desempeño notable que, sin embargo, no fue suficiente a ojos de la plana mayor del club, cuya área deportiva está liderada por el vicepresidente, Juan Román Riquelme, principal responsable de un mercado de fichajes sin demasiado brillo por el momento.
El próximo entrenador Xeneize, quien, según medios locales, podría ser Martín Palermo, asumirá las riendas del vestuario con el propósito de escalar posiciones en Liga, en donde Boca aparece como undécimo clasificado tras seis jornadas, y asegurar de este modo su clasificación para la próxima edición de la Libertadores.
Publicidad
¿UNA DESPEDIDA EN BLANCO PARA GALLARDO?
Las cosas no van demasiado mejor por el barrio de Núñez. Después de una fase de grupos casi perfecta, River Plate se despidió este miércoles de la Libertadores ante Vélez, siendo incapaz de convertir un solo gol en la eliminatoria, que terminó con un global de 0-1.
Publicidad
Más allá de la polémica por el gol anulado a Matías Suárez, el 'Millonario' fue claramente inferior a su rival en los dos partidos, evidenciando el mal momento de forma que atraviesa el equipo de Marcelo Gallardo.
El técnico, que extendió su contrato con el club hasta el próximo 31 de diciembre, podría terminar su trayectoria como entrenador de River sin nuevos títulos en caso de que no haya un cambio de tendencia en los próximos meses.
Los refuerzos serán fundamentales para revertir el desánimo del equipo, especialmente tras la despedida este miércoles de su principal referencia ofensiva, Julián Álvarez.
El jugador de 22 años, actual futbolista del Manchester City, fue una pieza clave en el esquema de Gallardo, hasta el punto de convertirse en el segundo máximo anotador de su etapa como entrenador con 54 goles, tan sólo uno menos que el colombiano Rafael Santos Borré.
Publicidad
Otra mala noticia tiene que ver con el delantero uruguayo Luis Suárez, que tras la eliminación del 'Millonario' de la Copa Libertadores confirmó que no fichará por el club porteño.
Superado el mal trago de la Libertadores, River concentrará ahora sus esfuerzos en sumar nuevos fichajes que le permitan acercarse a los primeros puestos de la Liga (está duodécimo) o levantar la Copa Argentina, siendo estos los únicos torneos en los que se mantiene con vida.