El Abierto de Australia no es conocido por ser el torneo más exitoso para los tenistas suramericanos. De hecho, en los sencillos, tanto masculinos como femeninos, solo ha existido un jugador capaz de levantar el trofeo en Melbourne.
El hito sucedió en 1978, un año recordado en Argentina por las glorias deportivas pero también pero opacado por la violencia militar. Guillermo Vilas, para muchos el mejor tenista de la historia del mencionado país, se encargó de darle una alegría a sus compatriotas; la cual sería complementada con el triunfo de la Selección de Mario Alberto Kempes y César Luis Menotti en el Mundial de fútbol.
A Vilas, que se le había escapado la final del '77 contra Rascoe Tanner, no dejó que se le escurriera la oportunidad contra el local, John Marks. El argentino hizo valer el llegar como el primer preclasificado del torneo, y venció por 6–4, 6–4, 3–6, 6–3 al australiano.
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Argentina y el mundo se ponían de pie, Vilas acababa de hacer historia. Ese día levantó su tercer trofeo de Grand Slam, recordemos que ya se había coronado en Estados Unidos y en Francia.
Pero el 'Willy' no se detuvo ahí. El año siguiente llegó a Melbourne a defender su título y lo consiguió, una proeza de la que muy pocos pueden presumir.
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Vilas venció al estadounidense, John Sadri, por 7-6, 6-3 y 6-2. Ese fue el cuarto, y último, Grand Slam que ganaría el marplatense.
Desde esa final, tuvieron que pasar 19 años para que otro suramericano volviera a clasificarse a la máxima cita del certamen australiano. En 1998, el chileno Marcelo Ríos fue derrotado por Petr Korda.