Con Kylian Mbappé de nuevo comenzando en el banquillo, el París Saint-Germain sumó su tercer empate consecutivo (2-2) en Ligue 1, este domingo en el Parque de los Príncipes ante el Reims, cinco días después de clasificarse para los cuartos de la Liga de Campeones.
A pesar de su empate, el vigente campeón es líder del campeonato francés con diez puntos de ventaja sobre el Brest (2º).
El equipo dirigido por Luis Enrique había remontado el gol inicial de Marshall Munetsi (minuto 6), por medio de Yunis Abdelhamid (17, en propia puerta) y Gonçalo Ramos (19). Pero Oumar Diakité (45) hizo el 2-2 definitivo.
Mbappé, autor de un doblete el martes en Champions ante la Real Sociedad (2-1), empezó el duelo en el banquillo, como el 17 de febrero ante el Nantes. Entró en el minuto 73 y animó el juego de su equipo, aunque esta vez no pudo conducirlo al triunfo.
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Desde al anuncio de Mbappé al club de no renovar su contrato y salir en junio, Luis Enrique ha dosificado sus minutos, argumentando que debe ir preparando el efectivo para el próximo curso.
Al borde del descanso, entre el gesto de incredulidad en el banquillo de Mbappé por el empate, el 2-2 era una carga para el PSG. Había concedido demasiado. Se había creído que todo estaba hecho tan pronto, como suele ocurrirle en excesivas ocasiones en esta campaña y más allá. No es nuevo. Se remonta a años anteriores. Luego suele lamentarlo.
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No se quedó ahí. El inicio de la segunda parte fue más de lo mismo, asustado incluso con un cabezazo de Agbadou, al que le faltó tino. El PSG no creaba apenas ocasiones, perdido en su propia falta de velocidad, desborde, claridad, definición... La amenaza del Reims era cada vez más patente. Lo notaba su afición, que presionaba a su oponente más que su equipo.
Primero entraron Kolo Muani y Nuno Mendes, en el minuto 69. Ya calentaba desde cinco antes Kylian Mbappé, aclamado por el público cuando se puso el peto y tomó camino hacia la banda. Instantes después, fue reclamado por Luis Enrique para remover un partido anodino, decepcionante, con un 2-2 que aún ponía en evidencia sus problemas ofensivos.