En el hiperindustrializado mundo del fútbol actual, levantar uno de los grandes títulos ya no es solo patrimonio de los jugadores, los aficionados o los clubes como ocurría hace relativamente poco cuando el dinero ya mandaba pero no de manera tan tiránica.
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Antes de disputarse la gran final de la Champions League en Lisboa este domingo, ya hay una empresa que ha ganado la Champions: Qatar Airways, patrocinador de los dos aspirantes, Bayern Munich y Paris Saint Germain.
El nuevo mapa del fútbol europeo deja en la nostalgia otras épocas del glorioso Real Madrid de Alfredo di Stéfano en los años cincuenta; el Benfica de Eusebio o el Inter de Luis Suárez en los sesenta; el Bayern de Franz Beckenbauer, el Ajax de Johan Cruyff y el increíble Nottighan Forest de Brian Clough en los setenta; o la maravillosa sucesión de campeones de diferentes ligas de finales de siglo. La lucha por el control del patrocinio aún no había entrado en escena.
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Concluida la segunda década de un siglo XXI convulso, dominado por el duelo Messi-Cristiano Ronaldo, títulos como el de la Copa de Europa que el domingo se disputarán elParís Sant Germain y el Bayern de Munich en el mítico estadio Da Luz son también el premio más codiciado en la cruda batalla a golpe de talonario que libran poderosas empresas patrocinadoras.
Y el más buscado por países sin tradición futbolística que han penetrado en el mundo del fútbol a través de ellas y celebran las victorias como si fueran escuadras nacionales propias.
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UNA BATALLA AÉREA DEPORTIVA Y POLÍTICA
Quizá el que más se ha esforzado en ello es el pequeño emirato de Catar, señor del fútbol actual a través de sus diversas y multimillonarias inversiones.
No solo a través del novato PSG, donde ha creado un equipo poderoso con paladas de euros, previa a la inédita final de este domingo ante el poderoso Bayern, que luce cinco estrellas en su camiseta -tres de ellas logradas de forma consecutiva en los setenta- y ha llorado las mismas veces delante de la copa perdida.
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También a través de su control de los multimillonarios derechos de televisión, casi monopolizado por su cadena BeIN Sport, y la celebración en 2022 de la Copa del Mundo, que por primera vez en la historia se jugará en invierno para adaptarse a las altas temperaturas del desierto.
El último tentáculo es la compañía nacional "Qatar Airways" que, ocurra lo que ocurra el domingo en la capital lusa, dará a Catar su tercera copa de Europa en tres años, un hito en la guerra política y deportiva que mantiene con las otras rivales del sector como Emirates Airlines, Ettihad o Turkish Airlines.
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Aunque su logotipo no aparezca en ninguna de las dos codiciadas camisetas, como si lo hace en la de la AS Roma y lo hizo durante seis años en la FC Barcelona, la compañía catarí se enorgullece de ser la aerolínea oficial tanto del equipo francés como del club alemán, e incluso del Boca Juniors, al que igualmente patrocina con decenas de millones de euros al año.
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TERCERA CHAMPIONS
"Qatar Airways" desembarcó a lo grande en el mundo del fútbol europeo cuando en 2011 convención a la junta dirigida por Sandro Rossell para colocar su logo en la camiseta que ya entonces iluminaban Messi, Xavi e Iniesta con un contrato de unos 35 millones de euros que sirvió para sanear las cuentas del club catalán.
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Amarrado a la luz del "mejor futbolista del siglo XXI" y de aquel Barsa que enamoró al mundo a base de una brillante combinación de posesión, velocidad y toque, "Qatar Airways" alzó al cielo de Europa "dos orejonas" que hicieron las delicias de la casa real en Doha, aunque su ambición mayor siempre haya sido poder pasearla por París de la mano del hombre de confianza del emir en Europa, el exjugador ATP y presidente del PSG , Naser al Khilaifï.
Un sueño que parece más cerca de verse cumplido este año, el primero en el que los miles de millones invertidos han servido para asegurarse un plaza en el escenario más fulgurante del fútbol planetario con el que quizá sea, esta temporada, el mejor jugador mundial: Neymar Junior.
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PULSO CON "FLY EMIRATES"
El "Champions del coronavirus " también les servirá a Catar y a "Qatar Airways" para romper con la hegemonía de su gran rival económico y político, Emiratos Árabes Unidos y "Fly Emirates", la aerolínea de bandera de Dubai, dominadora del fútbol europeo desde que apareciera en el frontal de la camiseta del luminoso Real Madrid, con el que sumó cuatro "orejonas".
La relación entre el equipo merengue y "Fly Emirates" comenzó al mismo tiempo que la de "Qatar Airways" con el Barcelona, en 2011, con un contrato que garantizaba al club dos millones de euros por campaña a cambio de que el logo de la aerolínea apareciese en los carteles publicitarios del club.
En mayo de 2013 esa vínculo se consolidó de un segundo acuerdo de patrocinio por cinco años a cambio de 25 millones de euros anuales que terminaron convirtiéndose en 30 gracias a la consecución de los objetivos marcados, entre ellos la Champions.
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En 2017, las presiones políticas obligaron al Barcelona a concluir su contrato con "Qatar Airways", que se refugió en la FIFA: se convirtió en la aerolínea oficial del Mundial de Rusia 2018 y lo será de la copa del mundo que se celebre en 2022.
"Fly Emirates" renovó este año con el Real Madrid: su nuevo contrato, que proporcionará al club blanco 70 millones de euros anuales durante un lustro es, hasta la fecha, el más grande jamás firmado entre un equipo de fútbol y un patrocinador.