El 19 de mayo de 2016, se jugaba en el estadio Atanasio Girardot el partido de vuelta por los cuartos de final de la Copa Libertadores , el choque entre Atlético Nacional y Rosario Central, de Argentina. 1-0 había sido el compromiso de ida para el ‘Canalla’, por lo que el ‘Verdolaga’ debía no recibir goles o ganar por más de un tanto, si quería continuar en el camino continental.
Transcurría el minuto 93 y el marcador estaba 2-2 en el global. Por gol visitante, los argentinos se estaban quedando con el tiquete a la siguiente ronda. En ese instante, cuando solo un milagro podía salvar a Reinaldo Rueda y sus dirigidos, Alexis Henríquez, de cabeza baja en el área rival un centro de Andrés Felipe Ibargüen, que finalmente termina siendo empujado a la red por Orlando Berrío.
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Gol, festejo y polémica. Empujones entre ‘canallas’ y ‘verdolagas’ iban y venían pero la suerte estaba echada y Atlético Nacional se instalaba en la siguiente ronda de la Libertadores.
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Un poco más de un mes después, el 27 de julio, ‘El Rey de Copas’ hizo valer su apodo más que nunca y se alzó con un nuevo trofeo continental. Un solitario gol de Miguel Ángel Borja, le bastó para coronarse campeón.
El tanto de Borja selló el título, pero sin duda el que marcó un antes y un después en el andar del ‘verde paisa’ durante la Copa, fue el convertido por Berrío frente a Central. Hoy, en el cuarto aniversario de la segunda Copa Libertadores de Atlético Nacional en su historia, el delantero que también se consagró campeón de América con Flamengo en 2019, recuerda en una charla con GolCaracol.com, los momentos vividos aquella noche del 27 de julio de 2016.
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Cuatro años de ese partido difícil con Independiente del Valle ¿Qué recuerdos mantiene hoy?
"Primero que todo, darle el valor a Independiente del Valle que llegó eliminando a River, a Boca, estaba jugando bien y tenía un muy buen equipo. Y bueno, en realidad tengo toda la Copa en mi cabeza, desde el primer partido contra Huracán, todo ese año para mí fue extraordinario. Incluso mi hija nació en ese 2016. Entonces para mí es un año para tener siempre presente, por lo que competí con Atlético Nacional y por el valor que tiene para mí esa Copa Libertadores".
¿Cómo se sentía el equipo en la previa? Cómo eran sus sensaciones?
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"La sensación es indescriptible. Teníamos mucha ansiedad, quien diga lo contrario al jugar una final de la Libertadores, puede estar mintiendo. Yo personalmente tenía bastante ansiedad. Me imaginaba cómo iba a ser eso, cómo no iba a recibir la hinchada. Me imaginaba una fiesta linda en ese estadio y también dentro del grupo teníamos confianza. No sentíamos soberbia de que ibamos a ganar y eso fue importante. El grupo tenía los pies en la tierra. Sabíamos que era un partido que teníamos que trabajar, que teníamos que luchar, sufrir ante todo, y que lo más importante era ganar porque no había mañana".
El camino a la final después de la fase de grupos fue Huracán, Central, Sao Paulo ¿En algún momento pensaron que les iba a ser esquiva la final?
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"El equipo siempre tuvo los pies en la tierra. Ese positivismo y creer en nosotros mismos y en el grupo que teníamos, porque en la fase de grupos demostramos desde el primer partido hasta el último, que queríamos ser campeones. Fuimos a todos los países, ganamos jugando buen fútbol, y en la cancha fuimos demostrando partido a partido que era un grupo con ambiciones. Así que fue importante eso que no fue simplemente hablar, sino plasmarlo. En Brasil, por ejemplo, la gente todavía habla de Atlético Nacional y me preguntan dónde están esos jugadores campeones. Me preguntan de Bocanegra, Alexis, Macnelly y demás. También de Davinson, pero todo el mundo sabe dónde está. Nadie olvida ese equipo. Entonces es muy, muy agradable saber de que dejamos una buena impresión en tierras brasileñas".
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El gol de Borja en esa final contra Independiente del Valle celló el título. Pero sin duda que el gol que marcó un antes y un después en ese camino en la consecución de la Libertadores fue el suyo en el último minuto contra Rosario Central ¿Cómo lo recuerda?
"Ese gol me marcó y me va a marcar toda mi vida. Lo voy a recordar como si fuera ayer, porque Dios me colocó en el momento en el que debía estar ahí, donde iba a caer el balón de Alexis y donde tenía que empujarla. La verdad que fue un momento de desahogo, tanto mío como de todo el estadio, de todo el hincha de Atlético Nacional y todo el hincha del fútbol que nos apoyó. Porque no es que Rosario no se lo merecía, sino que nosotros, creo, desde mi punto de vista, hicimos lo posible y hasta lo imposible por ganarnos la clasificación en esa fase".
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Precisamente esa celebración que quedará en el recuerdo por todo lo que vino después. Al igual que usted, varios integrantes de Rosario Central pasaron por Brasil, como Marcos Ruben, el mismo ‘Chacho’ Coudet ¿En algún momento usted se los volvió a cruzar?
"Solo me crucé a (Alejandro) Donatti, que jugaba en Central y entablamos una linda amistad. Fue compañero mío en Flamengo. Simplemente se habló del momento que pasó, pero sin rencor. Simplemente son cosas del fútbol que quedan ahí. Son partidos, formas de expresarse dentro de la cancha y yo me desahogué de esa manera, pero con él nunca hubo un roce. Nada. La verdad, cuando lo conocí yo si iba con mi dudita, pensando '¡Oiga! y si ese man me dice algo ¿Ahí qué?'. Pero no, la verdad que puedo decir que Donatti es una grandísima persona y un gran profesional. Y bueno, tuve el privilegio de conocerlo tanto como jugador como persona. Tengo los mejores recuerdos la verdad".
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Parecía que se iban para Medellín con un triunfo, pero al último minuto Independiente Del Valle descontó por un error de Armani ¿Cómo se sintió el equipo en el vestuario? ¿Qué les dijo el profesor Reinaldo Rueda?
"Obvio que muchos hubiésemos querido salir ganando ese partido, pero son cosas del fútbol, que te descuidas a veces un segundo y te hacen gol. Pero nunca recriminamos nada a nadie, porque eso era lo que teníamos en el grupo, que siempre estábamos para apoyarnos y jalarnos las orejas cuando teníamos que hacerlo. Pero me parece que ese gol podría ser más virtud de ellos, que de pronto desatención muestra. No cabía ahí buscar culpables, porque íbamos a decidir en nuestra casa, con nuestra gente. Entonces llevábamos simplemente la garra, la emoción de ganarlo en Medellín. O sea, no sé qué hubiera pasado si si hubiésemos salido ganando ese partido de ida y en Medellín hubiésemos salido relajados, hubiera podido haber sucedido una catástrofe. Imagínate perder en casa por salir relajados. Entonces pasó como Dios quería que pasara, y bueno, fuimos a la final con el cuchillo entre los dientes".
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Minutos antes de salir al campo del Atanasio Girardot en el juego de vuelta ¿Cuáles fueron las palabras de Rueda?
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"La charla técnica el profe siempre la daba hasta minutos antes de salir los jugadores que iban a la cancha. No fue nada nuevo lo que hicimos nada nuevo en ese sentido, porque si todo se estaba dando de la mejor manera, no había por qué cambiar lo que viene saliendo bien. Simplemente al momento de salir, no recuerdo si fue Alexis o uno de los capitanes, que nos expresó que no había mañana, que ese era el partido de nuestra vida, y el momento para entrar en la historia de Nacional. Todos lo sabíamos, teníamos que salir a ganar o ganar".
¿Cómo recuerda el ambiente vivido en el estadio gracias a la hinchada de Nacional?
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"Yo recuerdo ese estadio prendido, todo es un espectáculo, así como a muchos de mis amigos que son los líderes de la barra, les digo que yo me quito el sombrero. Lo que hicieron en esa final fue impresionante. Cómo encendieron todo. No sé cómo entraron toda esa parafernalia, pero fue impresionante y hoy en día veo los videos desde una toma aérea y se ve espectacular, pero desde adentro, en la cancha era otra cosa. Sin palabras, algo para no olvidar".
Y en general ¿Cómo fue su relación con el hincha de Nacional?
"Primero, cuando debuto, obvio me apoyaron desde el momento en que lo hice porque venía de la cantera y mostré que tenía ganas. Ya después hubo un momento en que las cosas no me fueron saliendo bien. Vienen ciertas críticas que no las tomé al momento como destructivas, sino constructivas, para de pronto pellizcarme un poco, mejorar algo que debía mejorar. Y cuando vuelvo al club y empiezo a hacer las cosas de la manera apropiada, muchos hinchas que me criticaron después me aplaudieron y me lo reconocieron. Creo que eso es lo mejor que uno se puede llevar, de que una persona que de pronto en un momento tan crítico, después reconozca el esfuerzo que tú hiciste por mejorar. Y la verdad es que yo con el hincha Nacional soy un agradecido. Siempre lo tengo en el corazón. Solo tengo palabras de agradecimiento, tanto cuando me criticaron, porque me hicieron despertar, como cuando después me aplaudieron. Que coreen tu nombre en el estadio, te deja sin palabras".
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Solo cinco colombianos tienen el privilegio de haber ganado dos veces la Copa Libertadores y usted es uno de ellos ¿Cómo se siente al tener semejante logro?
"Soy un bendecido y yo siempre le doy gracias a Dios por todas las bendiciones que coloca en mi vida. Los títulos los recibo de la manera más apropiada posible. No soy de los que dicen "si es que yo soy el campeón de todo esto o lo otro". Siento que es un reconocimiento al esfuerzo que hago día a día por dar lo mejor de mí, por aportarle a mi equipo. Y bueno, la verdad, si me sentí bien ganando nuevamente la Libertadores. No es fácil repetir el bicampeón de la Copa Libertadores. No es para todo el mundo, pero también es una responsabilidad de que si la gané, tengo que seguir mostrando día a día por qué la gané".
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