Puerto Rico comenzó con victoria su participación en el Mundial de baloncesto, al doblegar con muchos apuros a una debutante como Sudán del Sur (96-101), que hasta los últimos compases del encuentro soñó con estrenar su casillero de éxitos mundialistas, pero que demostró su inexperiencia en estas lides.
Los pupilos de Royal Ivey cimentaron buena parte de sus esperanzas en los dos primeros cuartos, en los que consiguieron mantener un porcentaje de acierto al aro bastante superior al de los boricuas, lo que les llevó a una ventaja parcial de 10 puntos al llegar al descanso.
La manija para el equipo africano la llevaba el nacionalizado Carlik Jones, base de origen estadounidense que lideró a su equipo en puntos (38), asistencias (11) y robos (4) al término del encuentro.
El base estuvo bien acompañado de Wenyen Gabriel, el pívot de Los Ángeles Lakers, el único NBA en la actualidad de un país que vio nacer a Luol Deng, estrella de unos Chicago Bulls que en su día defendió los colores de Gran Bretaña, pero que, al independizarse Sudán del Sur, impulsó el deporte de la canasta en su tierra.
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Pero el equipo de Nelson Colón, vigésimo en el ranking FIBA, empezó la segunda mitad queriendo demostrar su experiencia mundialista (14 participaciones previas, con un 4º en 1990 como su mejor posición final).
Los boricuas empezaron a realizar un juego más coral, con varios jugadores sumando en diferentes estadísticas, igualando sobre todo su aportación de puntos en el marcador.
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Los George Conditt, Ismael Romero, Stephen Thomson Jr. y Tremont Waters lograron fortalecer la defensa a la par que aportar con dobles dígitos en ataques para acabar adelantándose en el marcador a falta de 16 segundos (78-79) con posesión a favor de los sudaneses.
Pero la suma de inexperiencia y presión en esa última jugada hizo que Nuni Omot no sacara a tiempo y perdiera la posesión, algo que no desaprovechó Waters para encestar dos tiros libres que daban una ventaja de tres puntos a falta de 14 segundos.
Pero a Jones no le tembló el pulso, y consiguió igualar el electrónico para mandar el encuentro el tiempo extra, que no hizo sino certificar lo largo que se hizo el partido para Sudán del Sur, con un parcial de 1-10 en los primeros compases.
Todo para culminar con el triunfo boricua, que hizo que los puertorriqueños en las gradas lo celebrasen conscientes de la importancia de la gesta y remontada, mientras los jugadores sudaneses se lamentaban sabedores de la oportunidad que dejaron escapar.
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