El presidente de la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics), Sebastian Coe, defendió la elección de Budapest como ciudad anfitriona del Mundial de Atletismo (19-27 de agosto), a pesar de las posiciones anti-LGBT+ de su primer ministro Viktor Orban.
El gobierno húngaro ha endurecido el tono últimamente contra la comunidad LGBT+, imponiendo una multa de 32.000 euros (36.000 dólares) a una librería que vendía en la sección de literatura juvenil una novela que cuenta la historia de amor entre dos chicos estudiantes, o abogando por una enmienda para excluir a las mujeres transgénero de un programa de jubilación anticipada.
El primer ministro ultraconservador Viktor Orban también criticó hace unos días lo que denomina la "ofensiva LGBT+" de la Unión Europea "contra las naciones europeas favorables a la familia".
Preguntado por la AFP y otras agencias de prensa este lunes, Coe aludió a la postura del Comité Olímpico Internacional por la cual la disputa de grandes citas deportivas en países como China, criticada como sede de los Juegos de invierno 2022, permitía acelerar el respeto de los derechos humanos.
Publicidad
Aunque Coe reconoció que sus ideas no siempre coincidían con las del COI, mostró su "acuerdo" sobre ese aspecto.
El dirigente de World Athletics se refirió también al duro golpe recibido por el atletismo en julio cuando la plusmarquista nigeriana de los 100 vallas Tobi Amusan fue suspendida provisionalmente por no estar localizada en tres controles antidopaje en doce meses.
Publicidad
En su opinión, ello, lejos de dañar la reputación del deporte, permite "dar confianza". El atletismo "ha mejorado su reputación más que cualquier otro deporte durante los dos últimos años porque estábamos listos para abordar los problemas ligados al dopaje", declaró.