Miles de personas dieron hoy una calurosa y eufórica bienvenida en el Aeropuerto Internacional Oliver Reginald Tambo, en Johannesburgo a los jugadores de la selección de rugby de Sudáfrica, los Springboks, que volvieron a casa tras lograr este sábado en París su cuarta victoria en un mundial.
"Esto es para todos los sudafricanos, ricos o pobres. No importa de dónde vengas (...) Queremos representar a todo el mundo", dijo el capitán del combinado sudafricano, Siya Kolisi, en declaraciones a la prensa, después de desatar los gritos de la multitud al irrumpir en la sala de llegadas del aeropuerto blandiendo la Copa Webb Ellis, el trofeo oficial de la Copa del Mundo de Rugby masculino.
"Si pudiéramos, llevaríamos el trofeo a las nueve provincias" del país, añadió Kolisi, antes de una gira que empezaré este jueves en las urbes de Pretoria, la capital administrativa del país, y Johannesburgo, incluyendo la barriada de Soweto.
El recorrido seguirá en Ciudad del Cabo (oeste) el viernes y Durban (este) el sábado, antes de concluir en East London (sureste) el domingo.
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Asimismo, están planeadas giras paralelas en otros puntos del país en 2024, según informó la South Africa Rugby Union (el organismo regulador de este deporte en el país austral).
Antes de que los jugadores aterrizaran alrededor de las 10.00 hora local (08.00 GMT), cientos de personas los esperaban desde primera hora del día en el aeropuerto, donde colgaban y ondeaban por todas partes grandes banderas de la llamada nación arcoíris, un símbolo que combina los colores rojo, verde, azul, blanco, negro y amarillo.
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Las paredes de los tres pisos del edificio retumbaron todavía con más fuerza cuando los presentes empezaron a entonar el himno nacional del país, entre otras canciones.
La celebración tuvo lugar después de que el presidente del país, Cyril Ramaphosa, declarara anoche como día festivo el próximo 15 de diciembre para celebrar el "histórico" logro de los Springboks.
"Necesitamos más de esto, y no sólo en el ámbito de los logros deportivos (...) El patriotismo que mostramos en los estados deportivos debería reflejarse en nuestro enfoque para superar nuestros problemas", dijo el mandatario en un discurso televisado a la nación.
A pesar de los graves desafíos que aún enfrenta Sudáfrica casi tres décadas después de sus primeras elecciones democráticas en 1994, como la extrema desigualdad, el desempleo o la criminalidad, la selección de rugby del país es uno de los grandes ejemplos positivos de cambio e integración en los últimos treinta años.
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Aunque la selección sudafricana, tricampeona del mundo hasta la victoria del sábado (1995, 2007 y 2019), era antes asociada sólo con la minoría blanca que controló el país durante el régimen segregacionista del apartheid, el combinado es ahora un símbolo de unidad nacional.
El momento más determinante para este cambio ocurrió en 1995, cuando Sudáfrica fue anfitriona del primer mundial en el que se alzó campeona y Nelson Mandela, el primer presidente negro del país, apareció en la final vestido con la camiseta verde y oro de los Springboks en un gesto que unía al país más allá de las razas.
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"La actuación del equipo dentro y fuera del campo reflejó el dicho del expresidente Nelson Mandela, de que 'el deporte tiene el poder de cambiar el mundo'", concluyó este martes el ministro sudafricano de Deporte, Arte y Cultura, Zizi Kodwa.
Tras la victoria de este sábado, Sudáfrica se convirtió en el país con más copas del mundo de rugby.
Los Springboks se impusieron a la selección de Nueva Zelanda (All Blacks) por 11-12.