En el verano de 2020, en plena pandemia, una de las decisiones del Gobierno británico para cerrar el grifo de gasto público fue cortar la ayuda alimentaria a los niños desfavorecidos. Las escuelas británicas dejaron de ofrecer paquetes de comida caliente a los niños que, al estar los colegios cerrados, no podían comer en casa. Marcus Rashford , criado en el seno de una familia muy humilde, no podía permitirlo.
Rashford creció en los alrededores de Mánchester, siendo el más pequeño de una familia con cinco hijos y con una madre soltera. "Tenía tres trabajos y si no los hubiera tenido no habríamos podido ni cocinar. A veces la situación era tan mala que prefería que mis hijos comieran y quedarme yo sin nada. A veces no teníamos ni para una rebanada de pan. Me da vergüenza admitirlo, pero es así", reconoció su madre, Melanie, mientras ayudaba a Marcus a empaquetar comida para enviársela a los niños.
Porque Rashford, desde el principio tuvo claro que no podía quedarse de brazos cruzados mientras el Gobierno prefería mirar para otro lado. En uno de los momentos económicamente más críticos de la década, un 30% de los niños escolarizados estaba en riesgo de quedarse en situación de exclusión y Johnson, junto a otros 300 diputados británicos argumentaban que las ayudas ya eran suficientes. Lo que no sabía Rashford en ese punto es que, mientras los niños pasaban hambre, en Downing Street se organizaban fiestas ilegales con comida y alcohol.
Rashford se puso a recoger firmas, a pedir a la gente que se manifestase por una causa que él había vivido en sus propias carnes, junto a sus hermanos Dwayne, Dane, Chantelle y Claire.
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La petición se acercó al medio millón de firmas, pero lo que no esperaba Rashford es que a su llamada acudieran comercios locales, pequeños restaurantes y ayuntamientos que, de forma desinteresada, comenzaron a elaborar paquetes de comidas con los que solventar la ausencia de respuestas por parte de los gobernantes. "Los políticos están más preocupados por sus luchas que por ayudar a los que lo necesitan", dijo Rashford, que elevó el clamor hasta un punto que Boris Johnson no pudo aguantar.
Cedió una vez, concedió a los niños las comidas veraniegas, pero Rashford no se frenó ahí. Quiso que, ante la incertidumbre de los meses venideros, el Gobierno asegurase un paquete de 200 millones de euros con el que financiar las tres próximas ventanas de vacaciones. Más de doce semanas al año en las que los niños dependían de que sus padres pudieran ponerles un plato de comida encima de la mesa.
El sí no fue inmediato. Tuvo que ponerse manos a la obra y empaquetar él mismo las cajas de comida, sacando los colores a un Boris Johnson que terminó sacando el teléfono y llamado a Rashford. Luz verde al plan.
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Con su ayuda, Rashford ha asegurado se ha asegurado que cerca de 2 millones de familias en el Reino Unido hayan amortiguado el revés económico de la pandemia y, junto a la plataforma FareShare, ha recaudado el equivalente a 21 millones de platos de comida para las familias británicas.
Sus acciones, con poco más de 20 años, le han valido una Orden del Imperio británico, entregada por el príncipe Guillermo, aunque también le han valido las críticas por parte del sector más radicalizado del fútbol inglégs. Esos energúmenos que argumentaron que su peor momento en el Manchester United está intrínsecamente relacionado con estar gastando su tiempo en asunto fuera de lo deportivo.
El punto fatídico fue el penalti que falló en la final de la Eurocopa en 2021, un error que le valió miles de insultos racistas en redes sociales y cuyo odio opacó todo lo bueno que había hecho fuera del campo Rashford.
Su doblete ante Gales volvió a despertar los halagos en él. "Ha sido un camino muy difícil para él", admitió Gareth Southgate, el hombre que le recibió con un abrazo cuando este martes fue sustituido. Un abrazo casi de padre, ese que no tuvo Marcus.
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En la gloria de la victoria, una de las más importantes de su carrera, Rashford apareció alicaído en rueda de prensa, tras recibir el premio a mejor hombre del partido. "Uno de mis mejores amigos falleció hace unos días", dijo el inglés al explicar su celebración apuntando al cielo. "Tenía cáncer, era un gran apoyo para mí", admitió un futbolista especial, diferente a todos aquellos que huyen de la política y que se involucra cuando el pueblo lo necesita. Marcus Rashford, el mejor.
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